lunes, 9 de noviembre de 2009

Suda Mery K!: la historieta latinoamericana.-




Desde Argentina, Chile y Bolivia, tres historietistas llevan adelante la publicación Suda Mery K! para romper con “una generación moldeada a los gustos de Estados Unidos y una tradición Latinoamericana coartada”, resumió a Agencia NAN el franco-argentino director de la publicación en el país, Thomas Dassance, que ya lleva más de diez años viviendo en La Plata y trabajando para promover el arte de la viñeta.

Por Guillermina Watkins
Imagen gentileza de Suda Mery K!

Buenos Aires, octubre 30 (Agencia NAN-2009).-La inmigración en Argentina no es un fenómeno que se acota sólo al siglo XIX y XX. Año tras año, muchos extranjeros llegan a este país en busca de mejores horizontes que, aún después de años de modelos económicos y culturales excluyentes, Buenos Aires sigue ofreciendo. Así como aquellos viejos italianos, españoles y franceses, los inmigrantes del siglo XXI llegan para ofrecer otras lecturas y vivencias de nuestro quehacer argentino y latinoamericano.

Tal es el caso de Thomas Dassance, proveniente de un “pueblito chico” de Francia, que mientras se preparaba para su doctorado en Historia sobre la inmigración francesa en Argentina llegó a La Plata y se quedó. Desde muy pequeño conoció la historieta argentina de la mano de Alberto Breccia con Perramus, y según admite, fue uno de esos impactos que difícilmente se olvidan. Quizá por eso no duda en jurar que cada vez que lo relee “es como volver a las fuentes”.

Actualmente, él es uno de los principales editores de Suda Mery K!, revista de historietas latinoamericanas que, con cuatro años de historia y cinco libros editados, continúa siendo la única propuesta integral que intenta romper el aislamiento editorial y dar a conocer a los dibujantes y guionistas del continente al resto del mundo.

Todo comenzó cuando Thomas llegó al país y se encontró con que el mercado argentino era escaso en materia de cómics e historietas. Algo había pasado en el medio para que la puerta abierta por la época dorada de los dibujantes como Breccia, Germán Oesterheld, Quino, Hugo Pratt, Dino Battaglia y tantos otros, se haya cerrado. O mejor dicho, la hayan cerrado. Eran los sesenta y la televisión comenzaba a instalarse en Argentina. Y los militares que, en un principio, no habían prestado atención al formato en viñetas, después comprendieron que se trataba de la trinchera por excelencia de escritores y dibujantes críticos y, entonces, arremetieron contra ella y sus creadores. Muchos fueron secuestrados y otros tantos obligados al exilio.

Es por ese vaciamiento que surgió la idea de Thomas de armar una sociedad sin fines de lucro con la intención de promocionar y difundir los jóvenes autores argentinos en Francia, y establecer un puente con Argentina. Hoy, la asociación ya tiene nombre: Exabrupto, nexo entre ambos países que pretende revertir lo que, según Dassance advierte, pasó durante los noventa: “En los que nadie supo nada de la historieta argentina”.

Con la creación de la asociación, Dassance llegó al Festival de La Paz 2004, en Bolivia, donde a diferencia de los festivales que se organizaban en Buenos Aires respiró un aire “de amor y respeto hacia la historieta”; y donde había un intento muy fuerte de integración entre las diferentes culturas. Ahí se prendió la llama. “En Argentina, hasta entonces, había muchas `relaciones carnales con Estados Unidos´ traducidas a las historietas. Todos los chicos intentaban dibujar superhéroes, grosos, muy a la norteamericana, y, en cierto modo, olvidando sus propias raíces. Por suerte, en el 2000 se rompió esa burbuja, pero el saldo fue toda una generación moldeada a los gustos de Estados Unidos y una tradición Latinoamericana coartada”.

En aquel encuentro paceño, Thomas y otros dibujantes se convencieron de que había que establecer una conexión real entre los historietistas del continente, ya que, hasta entonces, era más fácil acceder a cómics norteamericanos o manga japonés que saber qué era lo que pasaba con las viñetas en Chile o en Bolivia. Entonces, comandada por Dassance desde Argentina, Carlos Reyes desde Chile y Frank Arbelo --cubano radicado en La Paz y director de la primera revista de historietas en su país, La Crash -- desde Bolivia, nació Suda Mery K!.

“Decidimos unir fuerzas y potenciarnos en nuestros respectivos países para armar una revista latinoamericana donde, justamente, se vea plasmada la unidad de dialéctos y geográfias, y las diferencias culturales de cada país; escapando al molde de aventura o de superhéroe, que no es la realidad de éste amplio territorio”, agregó Dassance, mientras ceba mates a Agencia NAN y su hijo franco-argentino corretea como el rey de la casa mientras mezcla palabras y los idiomas.

Tres son los objetivos de estas tres personas amantes de la historieta. Tres objetivos para nada fáciles y, teniendo en cuenta las dificultades económicas en sus territorios, todo un logro que durante 2009 estén por lanzar la sexta edición de la revista, proyecto ambicioso que nace de las entrañas de la rebeldía misma, como la historieta lo demanda. Los objetivos: romper límites y limitaciones geográficas, ya que “a través de las fronteras no se filtra la cultura de la historieta” y dar a conocer a todos los historietistas para posibilitar un intercambio; quebrar limitaciones históricas, porque en algún momento se fragmentó la tradición e impidió que los jóvenes se conectaran con su cultura; y vencer la limitación económica, convocando a autores extranjeros que no sean taquilleros, y que a través de su recorrido independiente sirvan de guía, de inspiración y de apertura para las jóvenes generaciones de América Latina.

A pesar de algunos intentos por rescatar la tradición de la hisorieta argentina --recordemos que el diario Página/12 reeditó las grandes obras de guionistas y dibujantes como Oesterheld, Breccia y Solano López-- , aún falta “aceitar” esas relaciones con el mundo de la historieta. Entonces, Dassance, emprendió una inciativa más. Junto a nueve guionistas, diseñadores y dibujantes como Salvador Sanz, Javier Supa, Hernán Ciriani, entre otros, decidieron crear el Festival Internacional de Historieta Viñetas Sueltas que en su segunda edición, en mayo, contó con cuarenta invitados internacionales.

Una propuesta más que interesante que va a “contramano” de lo que se hizo durante la década de 1990 y principios del 2000, ya que, en primera instancia, quienes lo organizan son personas que están estrechamente ligadas al mundo del humor gráfico, los cómics y las historietas. “La tercera edición está complicada porque el año que viene es el Bicentenario y el Mundial de Fútbol. ¿Qué lugar le darán a la historieta?”, ironizó Dassance.

Con la intención de ampliar el mundo de la historieta y acercarla a un público más abierto y diverso. Con la finalidad de recuperar aquella tradición coartada por el genocidio cultural de las dictaduras militares y poner las viñetas en contacto con otras artes. Es que este francés, que habla a la perfección un castellano con modismos argentinos, llegó a Argentina con el mismo sueño de aquellos viejos inmigrantes: trazar puentes entre ambos continentes para fomentar y recuperar, de una vez por todas, la unión latinoamericana en el campo del arte.

Sabe, también, que en momentos como estos quizás la historieta no recupere su popularidad en términos de masividad, pero lucha cotidianamente porque ésta siga siendo un medio popular y, sobre todo, que continúe cautivando a viejos y nuevos lectores. Como dijo un invitado belga en el último encuentro de Viñetas Sueltas: “La historieta es todo lo que es historieta”; y quizás también un poco más.

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