jueves, 24 de diciembre de 2009

Esteban Rodríguez: “Con sólo dos tonos se puede componer el sentido de la vida”.-


El sociólogo y abogado que coronó la Quinta Muestra Ambulante con la presentación de su libro Los caminos del rock, se sumerge en las entrañas del género y desnuda el fenómeno. “Me interesa su telón de fondo, esa particularidad que lo vuelve performático”, subraya. Y, además, vincula la “falta de representantes” en el rock de esta década con los avances tecnológicos: “Las maneras de acceder y escuchar música cambiaron”.

Por Guillermina Watkins
Fotografía de The Dark Flack

La Plata, diciembre 24 (Agencia NAN-2009).- Un año más termina, pero no cualquiera: se acaba la década que logró posicionar al sonido indie en las bateas internacionales, en el reproductor de algún DJ del mundo, en los oídos de algún sabelotodo que mira desde arriba y le pone play al decenio que se avecina. Habrá música nueva: más bandas sorprenderán a los que transitan por la ciudad de las calles sin nombre y estrenarán un lapso que quizás no sea muy distinto al que termina. Sin embargo, y más allá de quienes osen tildar a estos diez años de “vacíos”, es necesario hacer un flashback a esos lugares ambiguos que sólo pueden convivir en el rock. Por los caminos del rock, el sexto libro de Esteban Rodríguez, un balcarceño que adoptó a La Plata como “su lugar”, se propone como guía espiritual para el melómano, el rockero y todo aquel que no tenga miedo a subir a la Gran Maquinaria de la Historia.

El libro, que cuenta con varios ensayos escritos por Rodríguez durante los últimos diez años, tomó forma en una conversación entre él y la cantante Liliana Herrero. Esa noche, ocurrida no hace mucho, hablaron de rock: Liliana cuestionó el “caradurísmo” de los jóvenes que tocan siempre dos acordes y creen que inventan el mundo. La ingenuidad, la arrogancia, el querer ser “el punto cero de la historia” eran los problemas básicos para ella. En esa charla, Esteban la escuchó, atento, pero nunca dejó de resaltar que él pensaba lo opuesto: la inocencia, la necesidad de “resumirse en dos acordes dentro de un mundo cada vez más amplio”, la constante búsqueda de una identidad propia, era para él lo más conmovedor del rock.

En esa clave musical, el abogado, sociólogo y ensayista otorga un puñado de textos con mucho ritmo, cadencia y esa desprolijidad prolija que envuelve a toda canción del género. Tracks cortados y pegados, un todo que sólo busca comprenderse a sí mismo. El recorrido narrativo comparte totalmente la esencia de su objeto de estudio: la juventud, los estereotipos, el “detrás de escena”, el mercado, los disfraces y las groopies. Todo eso --y mucho más--, en ensayos rebeldes que son no sólo un simple análisis de letras o relaciones contextuales, sino más bien los telones de fondo que componen la matricula del rock, narrados por Rodríguez con la destreza de un guitarrista. Bob Dylan, Patti Smith, Kurt Cobain, Pity Álvarez, David Bowie, Norma, Babasónicos, Neil Young, Cash y Gustavo Cerati conviven en plena calma en las 386 páginas de los “tracks” de este “viejo cassette”.

-- En el libro, usted dice que el rock es “indefinible” y que “no tiene esencia”, ¿qué destino trazó con esa hipótesis?
-- El concepto clave del libro es el rock y el tiempo. Porque creo que una manera de explorar el tiempo y habitarlo es a partir del rock, porque brinda la posibilidad de salirse del tiempo. Quería rescatar lo que a Herrero le molestaba, que es lo que a mí me fascina: pibes de entre 15 y veintipico que tocan dos acordes que ya se tocaron mil veces y piensan que están inventando algo nuevo. Es por eso que digo que es una manera de salirse de la historia: el rock permite desplazarse y reinventar todo. Mientras que los músicos de jazz tienen que tener una paleta amplia de colores, aquí pasa lo contrario, porque, en una tarde y con sólo dos tonos, uno puede componer una canción e ir inventándose, ir construyendo el sentido de la vida.

-- ¿Se puede adoctrinar al rock, decirle qué tiene que hacer?
-- El rock no es solamente música o una canción, sino todo lo que la envuelve. Por eso no me gustan mucho las revistas del género, porque lo piensan solamente a través de la música. Me interesa volver sobre su telón de fondo, que no recae en su pintoresquismo o en hacer excéntrico al cantante de turno, sino en que tiene una particularidad que hay que averiguar, investigar. Ese telón de fondo es lo que vuelve performático al rock. Por ejemplo, en La Plata, las bandas cargan con un linaje que a veces es difícil de sostener, que no es sino un conjunto de otras prácticas que están boyando constantemente alrededor: el lenguaje de la parodia y el de la ciudad, la puesta en escena y otras cuestiones que no le son menores al rock. Hay una apuesta en el cancionero que no está exento de cierta ironía.

-- Hay quienes dicen que no hay representantes musicales de esta década que termina, ¿cree que es así?
-- Está bueno que así sea, y en parte se debe a los avances tecnológicos. Las grandes discográficas han eclosionado. “La información quiere ser libre”, decían los cyber punks, y me parece que se han creado las condiciones para esa circularidad, para el libertinaje de información. Uno puede acceder a una cantidad de bandas y música que antes era inaccesible. Hoy podés escuchar lo que se está escuchando en Oslo, Indonesia, Inglaterra, a la par de lo que se está escuchando en La Plata y en el país. Hay una cultura de la alternancia que es permitida a través de la tecnología. Han cambiado las maneras de acceder a la música y, por ende, de escucharla. Nadie queda afuera. La posibilidad de acceder rápido a la información ha permitido multiplicar las tribus, no hay un referente único. Eso es buenísimo. A los jóvenes de hoy no les gusta la “mantequilla demasiado mantequillosa”. Es decir, nadie tiende a quedarse encorsetado en un estilo, sino a ir de uno a otro, justamente por la gran cantidad de información que existe. Es una mochila más liviana en cuanto a obligaciones, pero es difícil moverse en una sociedad de la información.

Fanático de Norma, El Mató a un Policía Motorizado, Prieto Viaja al Cosmos con Mariano, entre otras bandas, Esteban compuso Por los caminos del rock como una especie de autobiografía, escrita siempre al compás de alguna música. Las canciones sobre las que vuelve constantemente son aquéllas que fueron fechando su presente continuo y que le permitieron eternizar momentos en su memoria rígida. En clave aleatoria, entre sus anécdotas y el mensaje de cada cancionero, Rodríguez convida las vivencias y aportes de cada generación para apropiarse de su cultura.

Blog: http://rodriguezesteban.blogspot.com

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Discos: "La historia del agua". (La modernidad de apolillarse, 2008).


El debut del cuarteto platense es una colección de canciones con espíritu histórico y latinoamericano, presentadas en clave folclórica pero con la intención de jugar con los ritmos de todo el continente.

Por Guillermina Watkins

Buenos Aires, diciembre 1 (Agencia NAN-2009).- El viaje del agua como fuente creadora de vida y madre de todos los seres del cosmos. En once temas, eso es lo que La Modernidad de Apolillarse intenta describir en su reciente disco La historia del agua. Pero también, y ojo a los oídos desatentos, su debut convida su crítica al sistema moderno que apolilla y que marca pautas musicales y formas de vida. Para explicarlo, el guitarrista Manuel Núñez admite: "Un folclorista de ley no nos consideraría folcloristas, tampoco seríamos tangueros para el tanguero y menos rockeros para el rockero". Es que La Modernidad hace carne el dilema musical que intenta encasillar a la música, componiendo por antojo, aunque al servicio de la canción, piezas que mezclan las sonoridades latinas.

La banda surgió en 2002 en el circuito platense de música popular y ya realizó presentaciones en bares, centros culturales y espacios públicos de la ciudad. Luego de años de experimentación musical, en los que intentaron recorrer varios estilos latinos, editaron a fines de 2008 La historia del agua, un disco en clave folclórica que se permite jugar con todos los ritmos del continente. ¿Los viajeros? Sebastián Morro en voz principal, guitarra y flauta traversa; Manuel Núñez en guitarra española, eléctrica y voz; Marcelo Coullery en bajo y voz; Juan Castrillo en percusiones, y Laura Briones como artista invitada en voces y charango.

En sus canciones pareciera existir un intento de rescatar la larga tradición de la trova del continente, como encaramados detrás de aquella figura del cantautor que históricamente ha sido consecuente con su arte, su vida y su territorio; y que, desde sí mismo –como una especie de yo poético-- emite construcciones del mundo. Es que estos jóvenes importados a la ciudad cuadrada se hacen eco de la historia del país y desde allí componen, como en "Milonga del Selenita", dónde Morro toma posición y declara que se dedica a "querer cantando" y no se resigna "a tener sin canto".

La voz de Morro recorre tantos lugares. Primero, con una poesía que habla y mantiene despierto al que escucha, con climas amenos y mañaneros como los de "Ansiedad", un tango que relata la ansiedad de la espera como la "belleza triste de un jardín sin flor". O en la presentación de un descanso durante un viaje, en el que la pausa es tan tranquila, que relata "Alto en La Paz". También están presentes los manifiestos de un ser en cambio constante, como documenta "Sed", que narra la historia de un hombre que está en el desierto y que, por fuera de las limitaciones de tiempo y espacio, del dolor y de los temores, busca el agua y "bebe el Cielo boca arriba y de un tirón".

Pero La Modernidad también se da el gusto de pegarle al sistema, al recordar fantasmas. Así, en "Monsanto", y con un juego de palabras que hace acordar a las técnicas de la rima en Girondo, le cantan a la "soja deshoja palmar, soja deshoja bambú, soja Monsanto"; o en "La historia del agua" le hablan a ese elemento como sentimiento, sangre, savia, leche y lágrima, que cuando es conquistada, se convierte en agua para los tubérculos, esclavizada. "Hiroshima-Nagasaki", dedicada a la nada misma después de un desastre nuclear, completa los segmentos más históricos.

Todo debería tener un final feliz. Y La Modernidad se atreve a dar un consejo a través de "Más simples", que invita a la simpleza en los momentos de confusión e incita a encontrar un caminito entre los escombros para salir de la miseria y pasar "de lo imposible a lo probable, de lo insoñable a lo visible, de lo que somos a algo más simple, para librar caminos y caminar libres".

Sitio: http://www.lamodernidad.com.ar
MySpace:
http://www.myspace.com/lamodernidad

domingo, 22 de noviembre de 2009

Estado de Caos Permanente en el Centro Cultural Islas Malvinas.-


Con la clara premisa de "desconectarse para soñar y conectarse para actuar", más de una docena de colectivos artísticos audiovisuales y musicales se dieron cita en el espacio cultural platense para mostrar su condición rebelde en un festival nutrido de DJ sets, recitales, proyecciones y un concepto cyber-punk.

Por Guillermina Watkins
Fotografía gentileza de Daniela Silva

La Plata, noviembre 16 (Agencia NAN-2009).- Hijos del rigor, los platenses siempre arrancan tarde. El sábado pasado, por ejemplo, ante un sol que no llegaba a amedrentar la espera de dos horas con la que comenzó el festival Estado de Caos Permanente, que reunió expresiones artísticas locales y porteñas que utilizan medios digitales en su producción o en la puesta de escena. Como un relato de Orwell, Dick o Bradbury, esta vez el festival de nuevas tecnologías aplicadas al arte conceptual se basó en una idea futurista: la de la la sublevación de los artistas rebeldes frente al sistema de Control Central, partido unipersonal que mantiene anestesiada a la sociedad en 2040.

Con esa idea, el espacio del Islas Malvinas se dividió en tres durante la primera jornada. En el patio central se ubicaron los DJs Ale Gamba, Clan DJs y Finger Vodoo, que sacudió las bateas hasta bien entrada la noche del sábado. En dos cuartos aledaños se intentaba desarrollar la rebeldía musical: RodyTodd, con proyecciones a cargo de Los Amigos de la Imagen, fue calentando el sector ciber-punk para dejarle lugar, más tarde, al hip hop de I Need to Take my Medicine, que hizo bailar a más de uno. Mientras tanto, en el cuarto de reflexión, los grupos multimedia Dragg and Dropp, Amigos de la Imagen, Sarna y Watio convidaban a la gente sus instalaciones multimedia en 3D, con capturas de movimiento en tiempo real.

Minutos más tarde, y en un clima de absoluta intimidad, se subió a los escenarios centrales Electrochongo, el artista porteño (anteriormente conocido como Capitán FOK) que siempre es bien recibido en La Plata y que deleitó con sus canciones pop al público que casi colmaba el patio del Malvinas. El cierre estuvo a cargo de Chico Ninguno que  coronó su noche a las dos y media de la mañana.

Al otro día, con una concurrencia más variada, a las seis de la tarde comenzó la segunda jornada de Estado de Caos Permanente, la más cumplidora de las dos. Con un DJ set más variado, el patio central recibió esta vez a artistas platenses como Le Villera, Juan Romero y la visita de Maga Lee, una DJ porteña que viene pinchando hace varios años drum & bass por las noches. Con algunos problemas técnicos, logró ser la primera en obligar al movimiento con sus ritmos rotos, entrecortados o circulares.

En la pieza performática todo continuó igual que el día anterior, permitiendo un espacio de interacción con el público y su acercamiento a las nuevas tecnologías. Mientras que en la pieza cyber–punk, aún con una Maga Lee que esperaba que los imprevistos técnicos se solucionaran, la “familia” platense se fue acodando entre las luces de colores y las proyecciones de Amigos de la Imagen para ver a Umagrama, banda electro-pop de la ciudad que ya cuenta con varias presentaciones y un público amplio.

Más tarde y en el mismo escenario, Maricas Malas Programadas Para El Mal --un dúo trasvestido-- deleitó a sus seguidores con sus canciones maricas y hasta Juan Cruz (la marica más mala) simuló parir en vivo. La clave bizarra de la noche terminó cuando Reanimator subió a tocar y fue calentando al público que esperaba a que Charlie Jackets coronara la noche con su electro-punk.

Y llegó nomás el momento en que todo el caos vespertino pareció acomodarse, para llevar adelante una de las premisas por la que esos artistas rebeldes se habían reunido: "Desconectarse para soñar y conectarse para actuar". Lo que se materializó en el momento en el que las bases electrónicas de Charlie Jackets comenzaron a sonar, y sus cuatro integrantes brindaron un show cautivador con sus clásicos de siempre --que cuenta con versiones de Los Brujos, Nirvana y Flema-- y un gran show performático por parte de sus integrantes, que no dudan en rockearla ni un minuto.

En un show de un poco menos de una hora, el descontrol del artista rebelde que vive en estado permanente de caos quedó demostrado con el cierre de los Jackets. Como también quedó en evidencia que gracias a ellos y a todos los artistas que se presentaron, la electrónica de los rebeldes tiene sabor a rock.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Cabe Mallo: "aún conservo una actitud de vida muy punk"



En una entrevista que terminó convirtiéndose en una charla casi íntima, Agencia NAN tuvo la oportunidad de descubrir que, detrás del hombre conocido como "el padre" de los matchs de improvisación en La Plata, se esconde un artista full-time, un topógrafo de la vida cultural platense en los últimos 20 años.

Por Guillermina Watkins
Fotografía de The Dark Flack (www.thedarkflack.com)

La Plata, noviembre 13 (Agencia NAN-2009).- Dicen que el buen perfume viene en envase pequeño, pero también el veneno. En este caso, es la primera opción: nada de venenos, nada de malos sabores, simplemente mucho arte envasado en el metro sesenta y ocho que mide Roberto Mallo --para los platenses, "El Cabe"--. El reconocido "importador" de los matchs de improvisación a la ciudad de las diagonales deja caer de su boca frases certeras sobre la vida cultural de La Plata de finales de los 80s y principios de los 90s. Músico, actor, performer, docente, dibujante y también escritor, este hombre de 41 años sorprende con su vivacidad a quien tenga la oportunidad de conocerlo. Bienvenidos al mundo de uno de los personajes más populares y carismáticos del arte de la ciudad cuadrada.

--¿Cuándo comenzó tu relación con el arte?
--El otro día encontré una carpeta con un montón de dibujos de cuando era chico y me di cuenta de algo buenísimo: que en la actualidad dibujo con la misma teoría constructiva que a los siete. Supongo que la cuestión del teatro fue una cosa más rara, porque cuando uno es niño actúa todo el tiempo no hay cosa más teatral que un chico , pero después eso queda tapado en la adolescencia por cuestiones sociales. En la secundaria tuve como unos "destellos" teatrales cercanos al happening y organicé unas muestras horribles de arte, pero creo que canalicé por otros lados.

--¿Y ahí es cuando empezaste a hacer música?
--Sí. Terminé el secundario y me metí en la Facultad de Bellas Artes, me agarró como una especie de ataque renacentista. Ahí armamos Topografía Difusa con Federico Mutinelli (actual bajista de Mostruo!) y con Rudie Martínez (de Adicta). Era finales de los 80s y estábamos en la crisis alfonsinista de hiperinflación. Hubo un despertar dark y nosotros un poco encarnábamos eso: escuchábamos Eisutzende Neubaten, Cabaret Voltaire, Pere Ubú, íbamos a los programas de radio y los arruinábamos con esa música, les poníamos lo más inescuchable del darkismo. Con esa formación tocamos una sola vez en La Plata y otra en capital. Usábamos una caja que era como una computadora monofónica y no podíamos hacer muchas cosas; pero me encantaba, era todo muy punk aunque fuéramos promiscuos con la música.

El Cabe le muestra a Agencia NAN una joyita que ni Rudie tiene en su poder: una foto de la primera formación de Topografía Difusa. El tecladista de Adicta, alto, flaco y glamoroso, ya combinaba una bombacha de gaucho con unos lentes modernos como los que se usan en la actualidad; el Cabe, con lentes más beat y vestido de negro con camisa sin cuello --"pero no al estilo Mao". Fue tomada antes de la única presentación de la banda en la ciudad. "En ese show tocamos con dos amigos invitados, uno estaba en la trompeta y el otro era Manuel Moretti (Estelares), al que conocíamos de un bar al que íbamos todas las noches: El Taller. Ahí Manuel era mozo y recién empezaba con su primera banda, Licuados Corazones".

En ese show, Moretti, el compositor de "Ella dijo" y "Aire", aportó gritos, llantos y cantos entrecortados. El mismo día, Las Canoplas "una de mis bandas favoritas", cuenta Mallo tocaba en un concurso organizado por el sello RCA y el programa Submarino Amarillo, de Tom Luppo. Entre otras muchas efemérides, también ese mismo día moría Miguel Abuelo.

El principio de la inercia (el movimiento)

Cuando el Cabe pone su remix del tema de Topografía Difusa "Soroza desconoce el principio de la inercia", melodías o algo similar oscuras y densas (a lo "Silence is Sexy" de Neubaten) inundan el ambiente. Una mezcla de Suicide, de Alan Vegas, y de Ramones, pero con sonido local. "El tema se llama así porque Mutinelli tenía un amigo, Soroza, que un día lo llevó al ensayo en bicicleta y en una frenada brusca, Muti salió volando y se hizo mierda. Rudie comenzó a cantar esa canción mientras zapábamos encima, un lime punk. Y lo grabó Alfredo Calvelo que hacía sus primeras grabaciones con nosotros y ahora trabaja con la mayoría de los músicos de la ciudad, hasta con los que ya no viven acá, como Bochatón o Adicta.

--Fueron bastante modernos ustedes...
--Sí, la verdad que sí. Estábamos con un poco de delay respecto de las grandes ciudades, pero ahí nomás, por poquito. Hacíamos un cover de la primera banda punk que hubo en la ciudad, Los Baraja, que era como el "Anarchy in the UK" platense y se llamaba "La Plata se congela". Decía: "La Plata se congela de aburrida hoy / hoy como todos los días / en el cine la película de yanquees cortada / y en el centro que te hablan de la última pavada / qué semana de mierda y las chicas me miran la cara / porque no tengo una moto ni me gusta ir a bailar / escupiré sobre la cara de los dueños de la estupidez". ¡PUNK!

Luego surgieron proyectos distintos, pero con los mismos integrantes. Mallo y Martínez crearon Fríos Circuitos Primarios, pero no llegaron a tocar. Luego, una suerte de Topografía Difusa 2.0, que se fue poniendo "más funk y dub", según el Cabe. "Queríamos hacer una mezcla entre Ramones y Robert Fripp, algo impensable, pero así fue como se fue haciendo más extrema la experiencia de Topografía, más teatral, con más danza. Y con los meses nos fuimos distanciando, los hermanos Mutinelli armaron Los Peregrinos con Moretti y yo me quedé con mis cosas. Topografía decantó en Estelares, Adicta, Mostruo! y, en cualquier momento, en el Cabe Mallo... ¡solista!

Los sonidos del teatro

--Pero te fuiste más hacia el teatro que hacia la música...
--Si bien siempre hice las dos cosas, porque cuando cantaba estaba con un grupo de teatro que se llamaba Disisisissss y que este año cumplió dos décadas, nunca dejé la música y ella nunca dejó de estar separada del teatro en mí. Con los Disisisiss también éramos muy punks, teníamos una estética bien pop, con calzas y camisas de colores. Ahí trabajé por primera vez con un compañero de la secundaria, el "Masso" Fernando Massobrio , con el que actualmente seguimos en el espectáculo de improvisación Altibajo impro. En esa época, Topografía había desaparecido y se había armado Contentos Con Poco, donde tuve algunas participaciones.

--Y, en escena, ¿cómo seguían ligados la música y el teatro?
--Nuestra primer obra con Disisissss estaba compuesta por nueve temas de The Residents y la presentamos a dos meses de haber comenzado a estudiar teatro. Ahí me di cuenta que quería estudiar más y conocer más, entonces empecé a ir a capital, al Parakultural, a Cemento, comencé a ir a jugar a los match de improvisación. Esos mundos se mezclaron. Lo hice durante diez años, hasta que me cansé y los empezamos a hacer acá. Primero con ese mismo grupo porteño y después con gente de La Plata que se iba sumando.


El Cabe sigue pateando las calles platenses con "108 millones de ideas". Si bien este año no dio clases de teatro porque "después del cierre de la sala teatral La Fabriquera no se pudo buscar otro lugar", sigue mostrando varias de las obras de las que forma parte: Mar de fondo, que narra un segmento de la vida del almirante Brown y otra sobre la misma figura histórica, Altibajo Impro" junto a su colega de toda la vida Massobrio. Y prepara un espectáculo nuevo para estrenar durante la próxima Muestra Ambulante V, organizada por el Galpón de La Grieta, a finales de este mes.

Como si eso fuera poco, continúa dando clases en Bellas Artes y en el Colegio Nacional de La Plata y, mientras dibuja por las calles de la ciudad y prepara un libro de edición casera con su producción cuentística, imagina una obra de improvisación que mezcle el melodrama con lo musical y la estética del videoclip, "algo bien limado", que presentará en 2010. Sin dejar de ser un reservorio de anécdotas, el Cabe apareció en la galería de imágenes que se mostró en el Centro Cultural Malvinas para homenajear a Mr. América, una de las bandas emblema de la ciudad (con la que cantó en un show en los 90s) y se animó a hacer un remix de Chico Ninguno a quien conoció a través de Facebook , que saldrá en el "lado C" del disco de ese otro artista inquieto de la ciudad.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Suda Mery K!: la historieta latinoamericana.-




Desde Argentina, Chile y Bolivia, tres historietistas llevan adelante la publicación Suda Mery K! para romper con “una generación moldeada a los gustos de Estados Unidos y una tradición Latinoamericana coartada”, resumió a Agencia NAN el franco-argentino director de la publicación en el país, Thomas Dassance, que ya lleva más de diez años viviendo en La Plata y trabajando para promover el arte de la viñeta.

Por Guillermina Watkins
Imagen gentileza de Suda Mery K!

Buenos Aires, octubre 30 (Agencia NAN-2009).-La inmigración en Argentina no es un fenómeno que se acota sólo al siglo XIX y XX. Año tras año, muchos extranjeros llegan a este país en busca de mejores horizontes que, aún después de años de modelos económicos y culturales excluyentes, Buenos Aires sigue ofreciendo. Así como aquellos viejos italianos, españoles y franceses, los inmigrantes del siglo XXI llegan para ofrecer otras lecturas y vivencias de nuestro quehacer argentino y latinoamericano.

Tal es el caso de Thomas Dassance, proveniente de un “pueblito chico” de Francia, que mientras se preparaba para su doctorado en Historia sobre la inmigración francesa en Argentina llegó a La Plata y se quedó. Desde muy pequeño conoció la historieta argentina de la mano de Alberto Breccia con Perramus, y según admite, fue uno de esos impactos que difícilmente se olvidan. Quizá por eso no duda en jurar que cada vez que lo relee “es como volver a las fuentes”.

Actualmente, él es uno de los principales editores de Suda Mery K!, revista de historietas latinoamericanas que, con cuatro años de historia y cinco libros editados, continúa siendo la única propuesta integral que intenta romper el aislamiento editorial y dar a conocer a los dibujantes y guionistas del continente al resto del mundo.

Todo comenzó cuando Thomas llegó al país y se encontró con que el mercado argentino era escaso en materia de cómics e historietas. Algo había pasado en el medio para que la puerta abierta por la época dorada de los dibujantes como Breccia, Germán Oesterheld, Quino, Hugo Pratt, Dino Battaglia y tantos otros, se haya cerrado. O mejor dicho, la hayan cerrado. Eran los sesenta y la televisión comenzaba a instalarse en Argentina. Y los militares que, en un principio, no habían prestado atención al formato en viñetas, después comprendieron que se trataba de la trinchera por excelencia de escritores y dibujantes críticos y, entonces, arremetieron contra ella y sus creadores. Muchos fueron secuestrados y otros tantos obligados al exilio.

Es por ese vaciamiento que surgió la idea de Thomas de armar una sociedad sin fines de lucro con la intención de promocionar y difundir los jóvenes autores argentinos en Francia, y establecer un puente con Argentina. Hoy, la asociación ya tiene nombre: Exabrupto, nexo entre ambos países que pretende revertir lo que, según Dassance advierte, pasó durante los noventa: “En los que nadie supo nada de la historieta argentina”.

Con la creación de la asociación, Dassance llegó al Festival de La Paz 2004, en Bolivia, donde a diferencia de los festivales que se organizaban en Buenos Aires respiró un aire “de amor y respeto hacia la historieta”; y donde había un intento muy fuerte de integración entre las diferentes culturas. Ahí se prendió la llama. “En Argentina, hasta entonces, había muchas `relaciones carnales con Estados Unidos´ traducidas a las historietas. Todos los chicos intentaban dibujar superhéroes, grosos, muy a la norteamericana, y, en cierto modo, olvidando sus propias raíces. Por suerte, en el 2000 se rompió esa burbuja, pero el saldo fue toda una generación moldeada a los gustos de Estados Unidos y una tradición Latinoamericana coartada”.

En aquel encuentro paceño, Thomas y otros dibujantes se convencieron de que había que establecer una conexión real entre los historietistas del continente, ya que, hasta entonces, era más fácil acceder a cómics norteamericanos o manga japonés que saber qué era lo que pasaba con las viñetas en Chile o en Bolivia. Entonces, comandada por Dassance desde Argentina, Carlos Reyes desde Chile y Frank Arbelo --cubano radicado en La Paz y director de la primera revista de historietas en su país, La Crash -- desde Bolivia, nació Suda Mery K!.

“Decidimos unir fuerzas y potenciarnos en nuestros respectivos países para armar una revista latinoamericana donde, justamente, se vea plasmada la unidad de dialéctos y geográfias, y las diferencias culturales de cada país; escapando al molde de aventura o de superhéroe, que no es la realidad de éste amplio territorio”, agregó Dassance, mientras ceba mates a Agencia NAN y su hijo franco-argentino corretea como el rey de la casa mientras mezcla palabras y los idiomas.

Tres son los objetivos de estas tres personas amantes de la historieta. Tres objetivos para nada fáciles y, teniendo en cuenta las dificultades económicas en sus territorios, todo un logro que durante 2009 estén por lanzar la sexta edición de la revista, proyecto ambicioso que nace de las entrañas de la rebeldía misma, como la historieta lo demanda. Los objetivos: romper límites y limitaciones geográficas, ya que “a través de las fronteras no se filtra la cultura de la historieta” y dar a conocer a todos los historietistas para posibilitar un intercambio; quebrar limitaciones históricas, porque en algún momento se fragmentó la tradición e impidió que los jóvenes se conectaran con su cultura; y vencer la limitación económica, convocando a autores extranjeros que no sean taquilleros, y que a través de su recorrido independiente sirvan de guía, de inspiración y de apertura para las jóvenes generaciones de América Latina.

A pesar de algunos intentos por rescatar la tradición de la hisorieta argentina --recordemos que el diario Página/12 reeditó las grandes obras de guionistas y dibujantes como Oesterheld, Breccia y Solano López-- , aún falta “aceitar” esas relaciones con el mundo de la historieta. Entonces, Dassance, emprendió una inciativa más. Junto a nueve guionistas, diseñadores y dibujantes como Salvador Sanz, Javier Supa, Hernán Ciriani, entre otros, decidieron crear el Festival Internacional de Historieta Viñetas Sueltas que en su segunda edición, en mayo, contó con cuarenta invitados internacionales.

Una propuesta más que interesante que va a “contramano” de lo que se hizo durante la década de 1990 y principios del 2000, ya que, en primera instancia, quienes lo organizan son personas que están estrechamente ligadas al mundo del humor gráfico, los cómics y las historietas. “La tercera edición está complicada porque el año que viene es el Bicentenario y el Mundial de Fútbol. ¿Qué lugar le darán a la historieta?”, ironizó Dassance.

Con la intención de ampliar el mundo de la historieta y acercarla a un público más abierto y diverso. Con la finalidad de recuperar aquella tradición coartada por el genocidio cultural de las dictaduras militares y poner las viñetas en contacto con otras artes. Es que este francés, que habla a la perfección un castellano con modismos argentinos, llegó a Argentina con el mismo sueño de aquellos viejos inmigrantes: trazar puentes entre ambos continentes para fomentar y recuperar, de una vez por todas, la unión latinoamericana en el campo del arte.

Sabe, también, que en momentos como estos quizás la historieta no recupere su popularidad en términos de masividad, pero lucha cotidianamente porque ésta siga siendo un medio popular y, sobre todo, que continúe cautivando a viejos y nuevos lectores. Como dijo un invitado belga en el último encuentro de Viñetas Sueltas: “La historieta es todo lo que es historieta”; y quizás también un poco más.

lunes, 26 de octubre de 2009

¿Rock?






Un adelanto de lo que será el disco que Sr. Tomate, Shaman y Los Hombres en Llamas (La Plata) y Prietto Viaja al Cosmos con Mariano (Cap. Federal). 



 Y mientras tanto, una nota viejita, de allá por el 2007, para radioindiepop, sobre la banda platense más dificil de encasillar, pero que son más simples que el mate, el fútbol y juntarse a tocar con amigos: Sr. Tomate.


12 entre 71 y 72, casa de Pedro, el rubiecito de la armónica. Me reciben con un clima cálido, unos mates y muchos instrumentos que sólo los Sr. Tomate son capaces de amalgamar. Una mandolina, un charango, una trompeta, dos guitarras criollas, una pandereta, la armónica, un tecladito, y un tacho de pintura que funciona de bombo.
 El ensayo se desarrolla en una tranquilidad inigualable, como en casa y  algo que llama mucho la atención: la capacidad de mezclar letras desgarradoras, locuras de los humanos -dignas de canciones tristes- y demostrar poder y felicidad arriba del escenario que no se repelen con el ritmo de la música y el pogo.

Antes, "La Fruta Desquiciada" y "Júbilo y Sorpresa", discos que comenzaron a hacerlos conocidos en varios puntos del país, pero sobre todo en La Plata, al público de siempre. Después, "Ritmo de Vida", el primer disco de larga duración.
Con "Ritmo de Vida", grabado en el estudio "La Burbuja" de Gualberto de la Orta, este año viajaron por el interior del país -Neuquén, Río Negro, interior de la provincia de Buenos Aires-  cautivando a cientos de adolescentes ( y no tanto) que bailaron al compás de "Doña doctora mire qué bien que estoy", "Sertralina", "Crisis Energética", ""Ritmo de Vida" y más canciones con melodías certeras e imágenes oportunas.
Ahora, con "Elesplit", palabra versión criolla del "Split" -formato usado en Estados Unidos cuando tres bandas sacan un disco en conjunto- que estará saliendo hacia finales de noviembre, redoblan la apuesta y su presentación será el 9 de diciembre en el Marquee de Capital Federal.

Los Tomates se definen:                  
“Nos han dicho de todo, rock pop psicótico- country, qué sé yo. Y ya cuando te preguntan la siguiente vez, vos le decís, sí “Western Pink Floyd, ¿qué vas a decir?” acota Pedro, el dueño de las melodías suaves y tímidas que se desprenden de su armónica. A esto Eduardo y Shaman acotan: “No está muy premeditado lo que hacemos, mezclamos de todo, sale.” Y es verdad, Sr. Tomate sorprende cada vez más en sus formas de composición y ni que hablar en sus ensayos.
            Con respecto al circuito de bandas platenses aseguran que les gustan muchas de las bandas de La Plata.  “Hay bocha de bandas y en muchas de ellas tenés amigos, entonces es como que no las analizás demasiado, te gusta ir porque están ellos y la pasás re bien. La música tiene que ver con eso”, dice Pedro y Ale afirma. Siguiendo esta misma línea Poli y Edu afirman que “hay una banda por cuadra, o casi por casa por medio te diría, entonces no conocés ni el 30 por ciento de las bandas que hay”. 
             En terreno fértil, surgen bandas. Como Sr. Tomate que propone -entre tanto ruido urbano- un paisaje musical de circunvalación, con melodías dulce, ritmos machacantes y la voz de Polilla que junto a la trompeta y la armónica, demuestran que el combo, además de música, es espontaneidad pura. Espontaneidad a la hora de componer  y espontaneidad en la libertad para hacer, para hacer lo que les gusta hacer. 




martes, 20 de octubre de 2009

Espacio en blanco...

...de la cobertura de Depeche Mode que no fue.

viernes, 9 de octubre de 2009

Partida en el Viejo Almacén El obrero

La obra de danza contemporánea cerró su ciclo de presentaciones en un centro cultural platense colmado. El proyecto que dirige Florencia Olivieri viene de recolectar buenas críticas en los teatro porteños y se prepara para continuar con la propuesta que hace dialogar, en una sola obra, la música en vivo y la danza estrambótica de nueve bailarinas.


Por Guillermina Watkins para Agencia NAN

Fotografía de Sergio Otero

La Plata, octubre 7 (Agencia NAN-2009).- Poseída por quién sabe qué fuerza extraña, una mujer de vestido rojo se sacude en una de las puntas más escondidas del escenario. Con la frente hacia el piso, no muestra su rostro, pero los retorcijones de su espalda y los cálidos dibujos que realizan sus omóplatos en movimiento muestran la incomodidad de quien, por deseo propio, necesita liberarse. Algo dentro de ella tiene que salir, mutar, cambiar y nada la detiene. Los gritos y los gemidos se escapan y resuenan sin pedir permiso.

La luz se apaga y la de rojo desaparece. En su lugar, tres mujeres se acercan silenciosamente al escenario y se acomodan en sus espacios. La música comienza a sonar desde la computadora del músico que, en vivo, maneja las variables de la danza como si fuese un titiritero. Un sonido machacante, turbio, entrecortado, hace mover a las bailarinas.

Una de ellas danza como muñeca de lata, con movimientos bruscos, fuertes. Se acomoda en el piso, demostrando elasticidad, y se vuelve a parar para dejarse caer nuevamente. Sus ojos se abren enormes cuando se contorsiona para observar al público. Mientras tanto, en cuclillas y moviéndose como un animalito sigiloso, otra se suma al escenario. Al compás de la música pega pequeños saltos aguerridos, salvajes. Detrás de ella, dos mujeres más se van acomodando, en silencio.

La luz se corta, de nuevo, durante dos segundos. Sólo queda la muñeca de lata en el piso. Dos bailarinas caminan en círculos, arrastrando sus pies, y la observan. La música va subiendo su espesor, se hace más densa y ellas, como en un ritual sagrado, comienzan a simular un acto donde una sacrifica a la otra. Pero el acto no se completa y ambas caen al suelo en un minuto de silencio.

El viaje continúa cuando otra bailarina, vestida en colores más claros, entra en escena. Mientras las demás bailan, ella, que simula no tener un brazo y una pierna, se tapa la cara. No existe. Ante tanto movimiento desencaja. Son cuatro en el escenario, pero la mujer mutilada resalta. Su condición de tal la hace diferente al resto de sus compañeras. Y sin embargo se mueve, danza.

Una nueva oscuridad inunda la sala y la mutilada sale de la escena. Los sonidos electrónicos reciben a otra mujer. Una alta, erguida, que se pasea por todo el escenario. Salta sobre las otras y se vuelve a contornear en movimientos animalescos. La música se acelera y ella continúa moviéndose como si no tuviese control de sus extremidades.

Ya sobre el final, son ocho las que ondulan al compás de la música en solos diferentes pero entrelazados. En movimientos robóticos, una por una se van acomodando para hacer una danza colectiva y la mujer de rojo vuelve a aparecer. Sus fantasmas, esas otras mujeres que bailaron durante más de 45 minutos, la rodean, la abrazan y pretenden poseerla nuevamente.

Pero la de rojo logra separarse de ellas. Ahora sus gritos no son desgarradores. Se encuentra en la punta opuesta a donde comenzó el viaje y nadie puede tocarla. Las bailarinas se van retirando de la sala, una por una, sin dejar de mirarla y contoneando sus cuerpos poseídos. La de rojo se queda sola, mirando hacia la puerta. El viaje ha llegado a su fin y ya no es más que ella misma.

Partida ha quedado su mirada al ver los cuerpos despedirse. Partidas han quedado cada una de las bailarinas quienes, dejando a la de rojo en un nuevo inicio, permitieron que ella conociera un nuevo lugar en su cuerpo. Ellas ocho hicieron de la de rojo un nuevo ser liberado.

Blog: http://partidadanza.blogspot.com

viernes, 2 de octubre de 2009

Rock atemporal


Nota del 2 de octubre del Suplemento Joven del Diario El Día.  Francisco Lagomarsino, editor.
 

Daddy Antogna y Los de Helio se estarán presentando el sábado 10 de octubre en el Centro Cultural Islas Malvinas junto a la banda platense La Patrulla Espacial. Estan todos y todas invitados!



Grabó el primer disco progresivo del rock argentino, y llegó a tocar con Vinicius de Moraes. Protagonizó una carrera impar, pero tuvo un accidente que lo dejó tetrapléjico. En dos décadas, el baterista Daddy Antogna tuvo que aprender todo de nuevo; hoy tiene nueva banda, y estrena disco.


Daddy tenía veinte años en 1982 cuando armó Ave Rock, que muchos consideran la primera banda argentina de rock progresivo. Luego formó parte de Orion's Beethoven y pasó un tiempo por Pastoral. Incansable, fue músico de Vinicius de Moraes durante tres mitológicas semanas en La Fusa marplatense, e incluso armó una banda con Stuka de Los Violadores. Llamativo currículum para alguien que apenas había pasado la adolescencia. Pero un mal día tuvo un accidente en una pileta, y nunca más pudo volver a caminar. Recién después de ocho operaciones volvió a abrir y cerrar sus manos, y comenzó a percutir con instrumentos improvisados. Hoy, la historia lo encuentra con banda -Los de Helio- y disco -"Viva Belice"- flamantes, más una serie de recitales confirmados en la capital federal y La Plata -por donde pasará este mes-, que lo hacen sentir "un pibe que recién arranca a tocar".

Los de Helio -el ex Reynols Alan Courtis en guitarra, Nicolás Diab en bajo y Fernando de la Vega en batería- lo acompañan en este nuevo proyecto que devuelve al candelero su imaginación y memoria inagotables: conoció a Pappo, a los músicos de Sandro ("Los de Fuego", de dónde sacó la idea de Los de Helio), y a Donald, que lo echó antes de probarlo "porque se llevaba mal con su guitarrista".

Mientras tanto, "Viva Belice" ya comienza a despegar de los parlantes con un sonido progresivo que rescata la esencia setentista, un poco a la usanza de Pez, Los Natas y Poseidótica, y que marca el regreso discográfico de alguien que nunca debió haberse ausentado. Guitarras rifferas, crescendos épicos, climas hábilmente dosificados, que construyen una obra atemporal. A la manera de Daddy Antogna.




viernes, 25 de septiembre de 2009

Basta de Censura


Desde La Vuelta al Mundo nos solidarizamos con la Revista 2010 que hoy sufrió un golpe más de censura que los multimedios y empresarios realizan con total impunidad cerrando y eliminando medios, blogs y videos en you tube sobre la discusión de la Ley de Medios.

jueves, 24 de septiembre de 2009

(A 37 años de su muerte) Alejandra Pizarnik, la remendadora de palabras



Moderna y conservadora, androide y femme fatal, tan porteña como universal, Alejandra Pizarnik se suicidaba un 25 de septiembre con 32 pastillas de Seconal. Víctima de una depresión que arrastró durante casi toda su vida, Alejandra elegía morir. Con su cuerpo casi adolescente se iba no sólo una de las referentes de la poesía de los sesenta, sino una tradición poética que encontraría cuerpo en su escritura: la de los malditos.
“Hacer el cuerpo del poema con mi cuerpo” fue la consigna que persiguió Alejandra en sus textos lúgubres, oscuros, intimistas y profundos. Poeta “maldita”, “condesa sangrienta”, “poseída entre lilas”, vivió sólo y exclusivamente para la poesía. Tanto es así que sus amigos más íntimos –todos poetas reconocidos y gente del mundos de las artes -, recuerdan que no sabía hacer otra cosa más que escribir. “Su pasión por el arte era tal que Alejandra descuidaba los demás aspectos de la vida cotidiana- cuenta Cristina Piña, autora de “Alejandra Pizarnik. Una Biografía”-Una vez tenía que cocinar unos ravioles y no pudo hacerlo porque pensó que eran pancitas de bebé”.
Siempre rodeada por los grupos de artistas más prestigiosos del país, la niña de “feo aspecto” fue logrando el encanto de todos y nunca nadie dejó de prestarle atención. Se fue gestando una poética pizarnikeana que marcó a las poetas de aquellos años y los siguientes. Nadie puede dejar de reconocer hoy que su escritura está marcada por los efectos de Alejandra. Y menos las mujeres. Su fantasma recorre la poética femenina y joven por una premisa básica: toca todos los paradigmas de la joven femeneidad.
A pesar de no involucrarse con las corrientes más radicalizadas de la época, Alejandra fue –sin pensarlo, sin ser consciente de ello- parte de una época en la que todo estaba en ebullición. Ella fue su eje de cuestionamiento y su materia a transformar desde la palabray con la palabra. “Es necesario incluirla como parte de la época. –Agrega Piña- Alejandra fue parte de un movimiento mucho más grande a nivel mundial que tuvo a los surrealistas, a los malditos, a Cortázar, a los poetas políticos, al existencialismo en el mismo camino”.
¿Cuál fue el encanto de esta muchacha de 36 años que tuvo más nombres que certezas? Las palabras rodearon su mundo y en el afán de ponerse un nombre, nunca encontró su verdadera identidad más allá del papel: Buma, Flora, Blímele, Alejandra, Sasha, sus primeras denominaciones de las cuales renegó. Después fue la mujer de la existencia por venir, la llamadora de ausencias, la que desespera del lenguaje, la que arremete viajera, la que quiso hacer el mundo palabra por palabra, la que amó las sombras, la que preguntó cómo era posible no saber tanto, la que pidió ser curada de algo que no se podía curar (como la vida), la que advirtió que hablaba para amueblar el escenario vacío del silencio, la reina en el exilio, la que simpatizó con todos los sufrimientos, la que pensó que la felicidad consistía en estar a salvo del pronombre yo, la que fue demasiado lejos en su soledad y la esperadora infatigable.
Más nombres podrían denominarla a Alejandra. Pero sobre todo la que supo esperar el momento justo de todo. Nunca quiso publicar por publicar. Sus libros fueron un verdadero manual de cómo escribir la poesía más intimista sin dejar de ser, por cierto, social. Su suicidio también fue una ceremonia de su vida, un arte. Alejandra se tomaba, un día como hoy, 32 pastillas de Seconal mientras escribía en su pizarrón la única explicación artística de tremendo acto individual: “No quiero ir nada más que hasta el fondo”. Nada en este mundo le fue suficiente. En algún otro lado había una respuesta a los males de su mundo.

martes, 15 de septiembre de 2009

Dios los cría y la FLIA los junta


El sábado pasado la Feria del Libro Independiente y Autogestiva (FLIA) se mudó a La Plata y reunió en una cuadra fanzines, libros, ropa y comida de todos los colores. Además, hubo FLIITA para los pequeños, con espectáculos de clown y malabarismo, y recitales de Sr. Tomate, Vatangueando, Primer Hombre Internacional y Tropel bajo las estrellas.

Por Guillermina Watkins para Agencia NAN
Fotografías de Sergio Otero

La Plata, septiembre 14 (Agencia NAN-2009).- El sol se apoya plenamente sobre el Boulevard 60 que, a las dos de la tarde de un sábado, tiene más vida que cualquier día hábil. En uno de los barrios céntricos de La Plata, la quietud del fin de semana se ve agitada por las decenas de personas que ya están en sus stands para darle rienda suelta a la primera Feria del Libro Independiente y Autogestiva (FLIA) de la ciudad. El día arranca temprano porque si algo le gusta a los platenses, es pasear y encontrarse en una fecha multidisciplinaria como ésta. Más, si de aire libre se trata.

La FLIA se desarrolla en el Centro Cultural Olga Vázquez --una escuela abandonada, que en 2004 fue tomada por parte del Frente Popular Darío Santillán y hoy tiene un amplio desarrollo en el campo cultural y de la economía solidaria-- en un clima de total calidez. Familias, estudiantes universitarios y trabajadores se acercan al boulevard en busca de nuevas propuestas literarias y se encuentran con ¡todo!: libros artesanales con tapas pintadas de la editorial Eloísa Cartonera, papeles y más papeles con poemas y frases sueltas, libros objetos, poemas para llevar, poesía urbana, poesía para tirar, romper, regalar, fotopoesías, fanzines, revistas, ropa y más, mucho más, conviven en el evento cultural que nació en 2006 con el objetivo de dar a conocer el campo fértil de la producción literaria y artística independiente y alternativa.

La “hija pródiga” de La Plata sigue los pasos de sus antecesoras porteñas: “No encerrarse sólo en la producción literaria, sino hacer convivir diversas expresiones artísticas que utilizan la palabra escrita y otros lenguajes, y poder mostrar todas esas producciones que en La Plata están sueltas, desperdigadas, y siempre es necesario reunir para mostrar a la gente qué está pasando”, asegura a Agencia NAN Pablo Castro, miembro del Galpón Cultural de Tolosa, una de las organizaciones que coordinan la FLIA, junto al Olga Vázquez, Arte al Ataque, el Centro Cultural Vieja Estación, el Galpón Cultural La Grieta y los editores y escritores independientes de la región.

“De pronto, los platenses comenzamos a encontrarnos en la FLIA de Buenos Aires y nos dijimos: ¿por qué no hacerla acá y convocar a los artistas de toda la región? Así como pasa en Capital, nuestra idea es ir asentándonos en paradas que estén en peligro de desalojo o casas tomadas o en lucha: la última edición porteña fue en el IMPA; hubo otra en la Villa 20, de Lugano, que está siendo asediada por Gendarmería. Acá hay varios de esos casos, así que ya estamos pensando en la segunda edición, que será cerca de fin de año”, agrega Castro.

Uno al lado del otro, los puestos de editoriales independientes como Vomitarte, Pixel, Colección Chapita, Poesía Urbana, Revista Qué, Colectivo de Arte de Alejandro Korn, Putópico, Grupo La Grieta, La Sudestada, Morosophos, entre otras, toman la calle y la convierten en una fiesta colorida. En una de las esquinas, un perchero con vestimenta de diseño y un espejo improvisado son atacados por varias mujeres que hacen de esa intersección un probador de ropa. Muy cerca, un payaso invita a la gente a vestir sus atuendos y a degustar las comidas que los feriantes han cocinado. Agitado debajo de su peluca azul, cuenta que “no queríamos que el formato libro limitara la convocatoria, por eso hoy tenemos esta parte de la ciudad casi repleta”.

Sobre la vereda del Olga, un grupo de artistas plásticos realiza serigrafías sobre papel y remeras con la inscripción de la FLIA, para que los participantes puedan llevarse un souvenir. Frente a éste, una mini tarima recibe a diferentes poetas y narradores, que leen sus textos ante el público caminante. Un grupo de niños también se apropia del micrófono y comienza a cantar cumbias. Después de ellos, un colectivo de teatro independiente realiza una performance que logra que mucha gente deje de hacer lo que estaba haciendo y se nuclee a observarlos. En el piso, una pareja de artesanos los mira mientras toma cerveza.

Adentro, en una de las habitaciones del centro cultural, comienzan a sonar algunas guitarras, mientras pequeños grupos de personas van y vienen, histeriqueando entre tanta propuesta artística. El espacio se inaugura con las canciones tiernas de Ale, de Sr. Tomate, y es secundado por Poli, su compañera de banda. A los dos integrantes de una de las agrupaciones más escuchadas de la ciudad lo siguen Lautaro Barceló, Pablo Nardo, Sebastián Coronel, Ezequiel Chaerer, Pablo Matías Vidal, Seba Lindo y El Torito Baldasarri & Compinches: en La Plata no todo es rock.

Muy cerca de ellos, en el patio a cielo abierto del Olga, la FLIITA comienza a funcionar. El espacio pensado para los más chicos cuenta con espectáculos de teatro, clowns y muchos chistes para entretener a los pequeños, quienes comienzan a probar qué se siente ser malabarista por un día. Subiendo las escaleras al segundo y tercer piso, las muestras de varios artistas plásticos y fotógrafos de la ciudad inundan los pasillos de color, mientras que en otro cuarto muy cercano se proyectan cortos y diapositivas de realizadores platenses como Pixel Multimedia, Silbando Bembas y Auto Crítica.

A las diez de la noche, los puesteros comienzan a levantar pero la FLIA no termina. Entre panes rellenos y los clásicos choris, la gente se reúne a la vera del escenario dispuesto en el patio del Olga para esperar que, después de la medianoche, Sr. Tomate, Vatangueando, Primer Hombre Internacional y Tropel coronen la noche con sus melodías. El público, como una familia frente al televisor.

jueves, 10 de septiembre de 2009

First Virtual Night: Nerds en tu noche


Con la intención de llevar al extremo las innovaciones tecnológicas, un grupo de jóvenes de Buenos Aires y Neuquén se pone al mando de las primeras fiestas electrónicas en versión digital, cada sábado por la noche. Así, convierten los livings hogareños en vips, llevan un paso más allá el levante por chat y ofrecen un espacio donde están todos “conectados y en la misma”.

Por Guillermina Watkins para agencia NAN
Fotografía de prensa de First Virtual Night

Vil: Hola
R3nder: Hola, cómo estás?
Vil: ¡Bien!, quiero ir a una fiesta copada, ¿sabés de algo?
R3nder: ¡Sí!, conectate a www.tratadodeintegracion.cc/virtualnight y fijate que estamos transmitiendo en vivo. Te llevamos la fiesta a tu casa.
Vil: ¡Uy! Ya me meto. Gracias…

La Plata, septiembre 4 (Agencia NAN-2009).- Quienes hablan no son ni Guillermina, ni José Jimenez --R3nder-- sino los “yo” digitales de ambos; esas identidades que sólo se construyen a través de la tecnología. Es que internet se ha convertido en el seno familiar del nuevo milenio y a esta altura ya no hay vuelta atrás. Internet llegó para revolucionarlo todo y recién cuando comenzábamos a entender algunas cosas, a familiarizarnos con el Facebook --por ejemplo--, nuevos submundos, comunidades virtuales e innovaciones en lo que respecta a imagen y sonido se están inventando y avanzan casi a la velocidad de la luz eléctrica. Tanto es así que, por ejemplo, en Argentina se están llevando a cabo fiestas electrónicas digitales. ¡Sí!, fiestas electrónicas a través de Internet. Solo tenés que tener una computadora, unos buenos parlantes y clic: la joda está en tu casa.
First Virtual Night (FVN) es el proyecto que, al menos en Argentina, está cambiando los conceptos tradicionales de vivir la música electrónica. Porque más allá de no ser la primera experiencia en el mundo que transmite DJs en vivo, sí es la primera que se posiciona como una alternativa para los sábados a la noche. En vez de una fiesta masiva donde los cuerpos se mueven al compás de una música con bombo en negra y donde la relación es personal, acá la función del cuerpo es otra: “Es como que todos estén frente a la computadora moviendo sus cabecitas”, asegura R3nder (www.estadolateral.net), uno de los creadores de estas noches virtuales, junto a i2off.
“Es como si fueran varias fiestas en diferentes puntos del país, interconectadas por un chat donde el público que está en su casa puede, por primera vez, comentar lo que le va pasando. Estamos todos conectados y en la misma”. A diferencia de las fiestas masivas, en las noches virtuales uno tiene la posibilidad de, por ejemplo, comentar por primera vez qué es lo que le va pasando al ver al DJ, porque el contacto con el artista es directo. Como si fuera poco, en otra de las pantallas se puede participar de la creación de un dibujo colectivo. Y así, los participantes son VJs por una noche.
Todo empezó cuando DJ Rol3x inició un proyecto llamado Control Manual (www.control-manual.com.ar), un canal de video online dedicado a la difusión de experimentos e información del mundo de la música electrónica. Probando una noche, transmitió su show en vivo para sus amigos, quienes lo incentivaron a seguir haciéndolo. El espacio comenzó a tomar forma y se les ocurrió la idea de armar una pista de baile virtual para DJs y VJs a través de la página del Tratado de Integración --un encuentro sobre innovación tecnológico que se realiza en Neuquén todos los años --, del que R3nder, I2off y Rol3x forman parte. “Después surgió el término CHJ (Chat Jockey) que son los encargados de acompañar al DJ, arengando en el chat”, agrega Davo, otro DJ y CHJ de las FVN.
La primera transmisión tuvo lugar el 27 de junio de este año y a esta altura llevan nada más ni nada menos que ¡diez fiestas virtuales! Todo un éxito para este proyecto que pretende “extremar los tiempos modernos” y que ya cuenta con varios nombres nacionales e internacionales en su arena virtual: los DJs Rol3x, Una Niña Malvada, Sick Boy, Villa Diamante, Pera, Minirocke; 17 VJs con nombres tan curiosos como Ailaviu, i2off.org, R3nder.net, Charles Bones, D3mian, Aless y 7 chjs, LimaLimon, X, Lola, Charles y Davo, y más de 400 personas que bailaron frente a la pantalla de la PC. “No le estamos serruchando el piso a las fiestas tradicionales”, le asegura R3nder a Agencia NAN, durante una charla que, claro, ocurre en Internet. Pasen y lean.

¡Encima que existe un prejuicio sobre las fiestas electrónicas, ustedes las hacen virtuales!
Sí, siempre nos dicen el tema de que se corta con la corporalidad, pero todos los que están participando hablan por el chat, así que el contacto no se pierde. Es especial porque si bien no nos vemos, se aprecian otras cosas. Por ejemplo, poder interactuar de una forma más directa con el artista, verlo tocar, compartir con él. Eso en las fiestas masivas no pasa porque si no te gusta el DJ, nadie se entera. Acá si el público se aburre el DJ se da cuenta por lo que pasa en el chat. Se siente cuándo la están pasando bien y cuándo no.

¿Cómo imaginan al público de estas fiestas?
Nos imaginamos a todos moviendo las cabecitas frente a la pantalla o riéndose solos con ¡cara de MSN! Lo mejor es saberse parte de un grupo de personas que están disfrutando de lo mismo aunque cada uno esté muy lejos porque, sin embargo, no se pierde lo emocionante o especial de cuando vas a una fiesta con amigos. Somos algo nerds, ¿quién se queda frente a una máquina hasta las tres de la mañana?

¿Están en peligro de extinción las fiestas electrónicas tradicionales?
¡Ja! No, en realidad tampoco es la primera experiencia que se hace en el país ni en América Latina, pero sí somos los primeros en constituirnos como una fiesta. Todos los sábados transmitimos a partir de las once de la noche y First Virtual Night funciona, si se quiere, como una previa a cualquier salida. Además ya es más normal que alguien esté trasmitiendo, con su propio canal, este tipo de avances tecnológicos y que se armen comunidades virtuales. Todo está aprendiendo a manejarse de otra manera. La idea ahora es armar un mejor sistema donde todos los que participan puedan ser activos, como en la última aplicación que sumamos donde todos pueden dibujar.

Yendo a lo que a muchos les importa: ¿hay levante en las fiestas?
Yo creo que sí, hay mucho arengue y siempre hay gente nueva conectada. Igual, la noche es larga y si dos personas (o más) tienen la suerte de vivir cerca, después se pueden encontrar. Como moderador de algunas fiestas vi algunas situaciones, pero no sé si después pasó algo. ¡Aún no leemos mentes por internet!

Mañana la fiesta continúa. Etaro y el DJ residente, Rol3x, sacudirán los parlantes de tu casa. ¡Peligran las alfombras y los vecinos! Pero la invitación está hecha y a un solo clic. Pappistas, abstenerse.

Sitio: http://www.tratadodeintegracion.cc/virtualnight

lunes, 7 de septiembre de 2009

Pintando la fiesta (La antesala a la década mortuoria)





















Texto que esribí para la cátedra de Taller de
Comprensión y Producción de Textos II de la UNLP

Por Guillermina Watkins

¿Qué pueden llegar a tener en común un poeta de Santa Fe y un historietista mendocino? Aunque suene lejano desde un punto de vista geográfico e ideológico, estos dos autores pintaron la década de los sesenta de una manera excepcional. Un momento en el que se movieron con total soltura diciendo lo que había que decir y como tenían que hacerlo.

Buenos Aires se los permitía. Ambos del interior, llegaron a Capital por diferentes motivos; Paco, un joven santafesino recién separado de su primer mujer y madre de sus hijos Claudia y Javier, buscaba un futuro mejor como poeta y periodista; Quino, un joven mendocino que luego de la pérdida de sus padres y de cultivar experiencia como dibujante gracias al empuje de su padrino también dibujante, decide pisar tierras bonaerenses en busca de un futuro mejor.

Los dos de principios de siglo XX – Paco nació en 1930, Quino en 1932- vivieron las constantes transformaciones del “siglo corto”. Un siglo corto pero bien agitado en el que los dos sentaron precedente. En la década del sesenta todo parecía ser una fiesta. Todo –o casi todo- estaba permitido: ya fuera del poder Perón, la Nación se debatía entre proscripciones, persecuciones y fusilamientos aislados y un crecimiento cultural que atraía a los intelectuales. A vistas del liberalismo, tenían permiso para todo.

El rock, el hippismo a la argentina y las primeras experiencias con LSD, las revoluciones sexuales, el acceso de la mujer a la vida universitaria, las modificaciones familiares, la televisión, el auge de las historietas y los grupos literarios, pero también las primeras organizaciones guerrilleras, se daban en el marco de sinuosos conflictos internacionales. No todo fue sexo, drogas y rock and roll.

La guerra de Vietnam, Argelia y la Revolución Cubana incendiaron una estabilidad política aparente. En todo el mundo las guerrillas latinoamericanas y los estudiantes de París, Berlín, México y Argentina intentaban tomar un cielo, robado, por asalto. Todo había sido puesto en cuestionamiento: hasta en la Iglesia surgían corrientes contestatarias ligadas a los intereses del pueblo. Fue también la época del “Boom Latinoamericano”- lo que los europeos denominan el realismo mágico-; Un realismo latinoamericano ficcionalizado que comenzaba a ser visto con buenos ojos desde afuera y que posicionaba a los escritores del continente en el mundo. Cortázar, Márquez y Neruda fueron sus principales exponentes.

Argentina fue parte de esa conmoción. Buenos Aires se levantaba extravagante. La calle Corrientes era el estandarte cultural elegido por muchos. Nadie imaginaba que tanto crecimiento cultural se podía esconder en el sur del planisferio. Ya no granero del mundo, pero sí granero cultural. Durante el frondizismo, mal que mal, tanto Paco Urondo como Quino, desplegaron sus críticas libremente. Las injusticias de antes, aquellas que ambos nos dibujaron, son las mismas de hoy. Cosas que aún siguen sin resolverse. De ahí, muchas veces, que nos sintamos identificados con las lecturas.

Luego de años de una pseudo-democracia que mantenía proscripto al peronismo, llegó el golpe de Estado del General Juan Carlos Onganía, la antesala del genocidio, el corte generacional, el aviso que a los sesentas, esos años de una cuasi-gloria cultural pero no política, le quedaba poco tiempo. Hippies y happenings, militantes de todas las escuelas políticas, eran coartados por los bastones largos que también castigaban a la Universidad. Cordobazo, Instituto di Tella, la CGT de los Argentinos, el periodismo de Rodolfo Walsh, los encuentros literarios en los que Paco Urondo participó activamente, las revistas literarias que surgían de estos grupos, pero sobre todo, la fuerte tendencia hacia la politización atravesaban la década.

Por estos lados, el binomio reaparecía: la civilización católica, patriótica, militarista, y el regreso del “orden y progreso”, discutían con otro nacionalismo: ese otro nacionalismo el de la tierra, la historia popular, las luchas de base y, por supuesto con un socialismo a la Argentina.

Es en esta época donde Urondo desarrolla una notable y vertiginosa producción, con resultados dispares, abarcando una amplia variedad de géneros: cine, televisión, teatro, ensayo, narrativa y poesía. De sus años en “poesía Buenos Aires”- años más “burgueses”, donde se ligó con los grupos surrealistas y vanguardistas- al momento de la revista Zona de la Poesía Americana, donde su acercamiento hacia la literatura y la realidad latinoamericana fue más fuerte y –podría decirse- definitoria para su poética y su vida.

El poema “Los Gatos”, escrito por esos años, es el que –según la crítica de literatos y periodistas- representa mejor su pensamiento sobre la década: “Los gatos/ por la noche aúllan como tambores/ derrotados, viejos, fúnebres, inmensamente buenos;/ la muerte los asiste, la eternidad vela por ellos,/ la memoria nunca abandona; los errores me salvan”.

Luego vendrían para el santafesino los años de militancia. El movimiento de intelectuales que apoya la Revolución Cubana, Pirí Lugones, Rodolfo Walsh, Marilina Ross, Cristina Banegas, Noé Jitrik, Horacio Verbitsky, Juan Gelman, su relación amorosa con Lilí Mazaferro; la entrada a Montoneros luego de la fusión de estos con las FAR; la revista Noticias, la censura; la cárcel de Devoto, la militancia compartida con sus hijos; su nueva relación con Alicia Raboy; la moral revolucionaria que le recriminaría su organización por “engaño” a Mazzaferro; Mendoza, la persecución, la pastilla de cianuro, tres tiros más, y las consecuencias del olvido.

Tanto olvido mereció Paco, que en una recopilación de la colección de "Poesía Buenos Aires" durante loa años de dictadura militar (1978), lo censurarían por poeta militante. Y la complicidad de sus editores, apretados por el yugo militar, que en 1978 decidieron excluirlo de la antología, a pesar de haber sido él uno de los fundadores del grupo literario.

Para Quino, ya radicado en Milán con su esposa, la década había sido un éxito. Había creado un personaje tan argentino y universal como el mismísimo Borges: Mafalda. La tira, que comenzó a salir en 1962, narra las peripecias de personajes infantiles que hablan del mundo adulto. Ese mundo adulto, crítico y de clase media progresista que “pintaban” un grupo de nenes y sus familias, se hizo tan famoso que en 1965 empezó a publicarse diariamente en el periódico “El Mundo”. Luego vendría su viaje a Milán, el agotamiento del autor frente a la presión diaria de la tira, los varios libros de historietas humorísticas –que nunca llegaron al grado de influencia de Mafalda- y la tranquilidad en Europa.

Pero Argentina no era la misma a comienzos de los setenta. Por eso Quino dejó de dibujar. El mundo conflictuado mostraba sus garras más feroces y la terrible inocencia de Mafalda no cuajaba en los planes de los poderosos. Tampoco la denuncia sobre la cruda realidad de la que Paco hablaba en sus poemas y menos que menos su actividad periodística. A gente como ellos les temieron los bravucones y por eso dispararon. Comenzaba en la Argentina una década sangrienta. Los sesenta fueron la antesala feliz de la muerte, el asesinato, la censura y el silencio. Años después, el olvido y las cicatrices profundas de una sociedad que aún intenta reivindicar a sus héroes.

lunes, 31 de agosto de 2009

UN SOLDADO DE VARIOS FRENTES


Luís Pazos es platense, periodista, escritor, poeta y político. Detrás de su mirada calma, se esconden varias historias. Un hombre que encierra muchos hombres y varios años de la realidad argentina. Miembro fundador del grupo Escombros en 1988, supo erigirse y denominarse como un "artista de lo que queda" y mostrar que se puede hablar de un arte como herramienta de crítica y denuncia social y también, a través de su actividad periodística, continuar en esa misma línea: "por la construcción de una democracia que cree almas libres, y no la democracia ficticia que tenemos desde 1983", aseguró a LA VUELTA AL MUNDO.


Nota para el curso de Hernán López Echague

"La línea que separa la política del arte es tan difusa que es imposible verla", Luis Pazos arroja la frase al pasar en una de las oficinas del diario El Día. Poco de arte hay en este cuarto; una luz oscura se refleja en la escultura en hierro cubierta de tierra; a su lado, asoma, desafiante, una gran biblioteca de algarrobo; una pila de diarios amarillentos en desorden tapa un puñado de libros que permanecen sin que nadie los lea. Luis llega caminando despacio, como si algo le pesara en los hombros; arrastra los pies y mantiene los ojos fijos hacia el piso. La sonrisa de niño con dientes desparejos convive con el respeto que sus colegas- aún en silencio- le profieren. Avanza por la redacción, cómodo, como pez en el agua, dentro del diario que lo vio dar sus primeros pasos. Detrás de su mirada eternamente acuosa y su tranquilidad aparente se esconde no solo un periodista, también el poeta, el escritor y uno de los principales fundadores del grupo artístico Escombros.

No habla mucho, su reino se eleva en los cuadernos de tapa dura que alguna vez usamos en el colegio. Ahí anota todo: alguna idea que se le cae, el sumario para llevarle al jefe de redacción a las cuatro de la tarde, las acotaciones que le hacen los cronistas jóvenes. Todo. A veces se cuelga y se pone a escribir alguna copla, algún poema de la vida, del amor, de la muerte. La muerte, algo a lo que siempre le tuvo miedo y ahora, con sus casi setenta años, le mete el pecho más que nunca; siente que ya no tiene nada que perder.

Quizás por eso los Escombros se autodenominan “artistas de lo que queda”, el grupo que surgió en 1988, años en los que ya denunciaban la “falsedad” de una democracia que comenzaba a gestarse; una democracia a la que se le cayó el velo en 1999 y que hasta ese entonces muy pocos hablaban. Y menos desde el campo de lo artístico. Hombres y mujeres de más de cincuenta años lo acompañan en una vanguardia en la que todos son sobrevivientes de la última dictadura militar. Luis se acuerda de esos años con nostalgia de su juventud y ánimo explorador. Esa etapa en la que se formó como profesional y donde ajustó las tuercas de su pensamiento.

Para él, la discusión de si el arte por el arte, o el arte y compromiso político, ya está saldada. "Toda obra de arte debe reflejar la realidad social y política que se está viviendo en el lugar en el que se desarrolla, desde una actitud crítica. Y está dirigida a ampliar o a modificar la conciencia del espectador. El arte es para hacer pensar; no sólo para gozar estéticamente, para brillar socialmente o directamente para hacer dinero, que son las opciones de arte que hay", para él el arte debe señalar los problemas, plantearlos; y aún llevando a cuestas el peso del disgusto con la política, cree que ésa es la materia que debe encargarse de pelear por el bien común de los ciudadanos. Algo que venga y de un sopetón cambie las cosas. Algo que permanezca en el tiempo. Que no sea volátil.

Lo único efímero es el arte que Escombros hace cuando monta, por ejemplo, obras hechas de cartón para que luego los cartoneros se los lleven; efímera es la vida para Luis y por eso siente la necesidad de eternizarse en cada cosa que hace. De allí nació la primera muestra que montaron bajo la autopista de Paseo Colón y Cochabamba, en San Telmo, en la que varias fotografías de cuerpos torturados eran expuestas a los ojos de cualquiera. Ellos decidieron correr el riesgo de parecer antidemocráticos porque cuestionar la tan esperada democracia durante los ochenta, sonaba a fácil gorilismo.

Un escritor sobre los escombros

La palabra escombros remite a una ciudad desierta, en ruinas; un edificio derrumbado en el que sólo las cucarachas se asoman como únicas sobrevivientes del desastre. Algo así se imaginaron de Argentina Luis y sus compañeros cuando pensaron el nombre del colectivo artístico. “Escombros surge porque veíamos al país destrozado y pensamos que el nombre duraría hasta en tanto y en cuanto las cosas mejoraban. Sin embargo no pudimos, hoy deberíamos llamarnos Lo Roto, Boludo”. Una risa tímida por la mala palabra utilizada y la bronca de lo dicho, lo toman por asalto; cuando habla de las consecuencias sociales que dejó la última dictadura militar, el genocidio, la tortura y el miedo, algo en el cuerpo pareciera presionarlo a la silla; esa silla que lo hace sentirse vivo y acá en la tierra, en su despacho del diario, trabajando todos los días en lo que más le apasiona, que es el violento oficio de escribir. “Trabajé en varios medios que, bueno, en algún punto apoyaron varias momentos políticos con los que yo nunca estuve de acuerdo. De alguna manera canalizaba a través de mis escritos, del arte, a través de Escombros. Tuve miedo a la pobreza, de no poder darle a mis hijos un futuro”. Roza la ambigüedad en un santiamén y trastabilla al contestar. Algo en su voz cambia cuando se asume sobreviviente de la vida y no sólo del golpe de Estado. El haber llevado dos vidas, dice, es ese peso que lo empuja al caminar. Haberse asumido como sobreviviente hizo que sólo se dedicara a eso, a sobrevivir.

Pero él no baja los brazos y alienta a todos a no hacerlo, a seguir luchando. Nunca su nombre fue sinónimo de miedo completo. Por eso se internó muchos meses en Catamarca para escribir “No llores por mí Catamarca”, libro que le mereció premios nacionales y que partió de la cobertura del caso María Soledad Morales. "Fue lo mejor que hice en mi vida, aún mejor que el grupo Escombros. Una experiencia de vida increíble, me pasó de todo, me rompieron a patadas, me tiraron tiros, pero había una causa justa", asegura el periodista con una sonrisa dolorosa. "La Catamarca en donde fue asesinada María Soledad se caracterizaba por ser una sociedad donde el rumor se identificaba con la verdad. Donde la amenaza era una metodología política. Donde el empleo público era una forma de dominación impuesta por el gobierno. Donde el poder político hacía gala del más crudo nepotismo. Donde los hombres de ese poder tomaban decisiones en un prostíbulo", relata la contratapa de la novela periodística que escribió en colaboración con Alejandra Rey.

Hoy se considera el “entrenador” de los cronistas jóvenes del diario EL Día. “En la calle está todo, por eso yo los mando ahí”. Levanta sus banderas de autodidacta con orgullo. También levanta despacio su leve cuerpo, se prepara un café espresso y lo trae, tembloroso, a la mesa de vidrio vigilada por aquella escultura desvencijada. Entre sorbo y sorbo cuenta que además de continuar escribiendo para el colectivo de arte está desarrollando su faceta como poeta; faceta que había guardado en un cajón de su casa allá lejos y hace tiempo.

Pazos permanece tranquilo mientras, al lado, en la redacción, los periodistas trabajan con la presión del día: que gripe A, que robo allá, que elecciones acá; Luis no presta atención, se entrega a la nota como quien se arroja a los brazos de una novia enamorada y recuerda a una morocha que conoció en un viaje a Cuba, María de los Milagros y sus enormes caderas, recuerda los boleros que bailó, las bebidas que tomó, y su admiración por el Che Guevara. Recuerdos que lo definen como un tipo multifacético.
Porque Luis Pazos es un soldado de varios frentes.