martes, 6 de diciembre de 2011

Burbujas de rock con destino al cerebro.

 
Amor Fizz, banda de punk rock de la ciudad, se presentará este domingo en el Teatro del Viento. Mostrarán su producción discográfica “Cambio en caramelos”, recientemente editada. Será a las 18.
 
El disco estará a la venta en el stand de "Sin Odio Discos", sello del grupo. Se presentarán también Deacorde, Rompiendo el Silencio y Tres Tiros.

La Mañana de Neuquén >
Efervescentes, como esas burbujas que suben y recorren el cuerpo de arriba abajo, son los Amor Fizz, la banda que comienza a hacerse su gran espacio en la escena rockera de la región. El punk rock poco clásico que los cuatro chicos de 23 años despliegan es como un sacudón romperportones que sabe combinar la mejor tradición del hardcore con soniditos pop y letras que golpean fuerte, ahí por donde nadie se lo espera. De ese menjunje de producción juvenil, los Amor Fizz ya llegaron a su segundo larga duración, “Cambio en Caramelos”, que presentarán el próximo domingo, desde las 18, en el Teatro del Viento (J.B.Justo 648) en un show que pretenderá despegarse de su sonido clásico con invitados como Juan Todero en congas y Ezequiel Garrido en el acordeón. Las bandas invitadas serán Deacorde, Tres Tiros y Rompiendo el silencio, con las que vienen presentándose hace tiempo.
Quienes quieran conseguir sus discos podrán hacerlo en el stand del sello que ellos mismos llevan adelante, Sin Odio Discos, con el que editaron también la discografía de "Rites of Spring" y "Spit Boy", bandas de los ochenta de Estados Unidos. Asimismo, habrá una exposición de fotos que se instalará en el hall de entrada de los artistas Pekitas de la vida, Flor Saraco, Leo Otero, Magdalena Azcazuri y Gustavo Busto, más los graffitis de Ezequiel Arévalo.

La búsqueda de un  sonido
“Cambio en caramelos” es el sucesor de “En este mundo ideal” (2008) y el EP “Canciones para dormir y soñar” (2010). A diferencia de los anteriores, la novedad radica en el sonido: sin dejar de ser contundente, los muchachos definitivamente se embarcaron en hacer otra cosa completamente distinta a la anterior. Si “En este mundo ideal” las canciones aunque musicalmente rockeras demostraban un mundo poco feliz donde abundaba el desamor, la hipocresía y el desgano, “Cambio en Caramelos” plantea una sucesión más experimental, instrumental y con una composición que sin dejar de tener crítica social dibuja una esperanza en el horizonte.
“Las bandas siempre hablan de sí mismas y nadie sale del ombliguismo. Calamaro le canta a Calamaro, Pertusi a Pertusi. Las canciones de desamor convocan porque a todos nos ha pasado el desamor. Pero en realidad nosotros queremos hablar de otras cosas y no ya desde el “yo” o el “para mi”. Intentamos armar canciones poco rebuscadas que digan algo. Dejarnos de lado a nosotros para ver qué sucede alrededor. Como el caso de “Amor no está” que es el llanto de una madre recordando a su hija que fue secuestrada por las redes de trata de blanca. ¿Para qué hablar de comunismo o socialismo cuando acá enfrente pasan cosas más fuertes?”, comenzó Nahuel Dominguez, guitarra y voz del grupo que comparte con Ezequiel Arévalo, Rodrigo Cide y Fernando Machado.

Volver a la raíces
Otra de las nuevas apuestas de la agrupación –y algo que queda marcado a fuego en el disco- es la sonora. A la prolijidad del primer disco se le antepone una prolijidad desprolija, basada en el registro low-fi (casero) que no por eso deja de estar bien logrado.  “Cambio en Caramelos” fue íntegramente grabado en la casa de Nahuel a diferencia del primero que registraron en Buenos Aires en una sala de grabación "como Dios manda".
“Surgió como una especie de experimento porque en realidad no buscábamos grabar un disco. Y de comenzar a probar con la porta estudio que nos compramos salió. Pero lo mejor de todo fue que contrariamente al sonido moderno y tecnológico que podríamos haber conseguido si íbamos a grabar, logramos algo que describe completamente el sonido de Amor Fizz”, se aventuró el líder del cuarteto.
Es que, según afirman en común decisión, el material pareciera sonar como un disco grabado en 1992 y no en 2011 ya que, lo analógico de la grabación casera les permitió captar más la esencia de las cosas.
“Es como volver a la cultura del “Do It yourself” (“hazlo tu mismo”). Hoy para un disco profesional tenés que gastar como 10 mil pesos. Nosotros preferimos invertir en las ganas y el alma para ponernos a grabar un disco. La intención que le pusimos al disco a la hora de grabarlo es lo que realmente le da ese sonido que encontramos. Cuando hacés las cosas con buenas energías, se transmiten siempre”, agregó Sánchez.
Esa energía que desparraman en cada uno de sus shows –bien enérgicos por cierto- es la que cotidianamente construyen a la hora de buscar nuevas perspectivas compositivas. “Si en 3 años hacés discos que suenan igual es porque en vos no hubo un crecimiento musical y tampoco para la banda. En nosotros podes encontrar un cambio lógico que tiene que ver con el paso del tiempo y las influencias. Sin dudas, estamos más grandes, con un sonido más encontrado; esperemos poder seguir en la búsqueda”, destacó el joven líder.
 

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