domingo, 28 de junio de 2009

El Suri Porfiado: “Para producir creaciones de ruptura hay que manejar una tradición”.-


El proyecto editorial que dirigen el poeta pampeano Sergio de Matteo, el neuquino Ricardo Costa y el salteño Carlos Aldazábal publicará este miércoles 12 nuevos poemarios de jóvenes autores. En dos años de existencia serán 36 los títulos originales editados, en muchos casos primeras publicaciones de poetas del noroeste, la Patagonia, la provincia de Buenos Aires, Perú y Uruguay: “Sólo nos falta publicar algún poeta de Cuyo”, admitió Aldazábal. Pero la editorial ya prepara próximas obras en las que, de nuevo, volverán a intentar rescatar la tradición poética más federal y exponerla en la nueva pluma de los poetas autóctonos de esta generación.

Por Guillermina Watkins
Fotografías de Agencia NAN

La Plata, junio 28 (Agencia NAN-2009).- Hay una fantasma que recorre las sociedades, un cazador agazapado en las sombras de la cotidianeidad dispuesto a dar el zarpazo, a señalar con el dedo acusador a los males del mundo, a humanizar a los humanos… el poeta. Ése que Roque Dalton denominaba el outsider, el no asimilado por la digestión del sistema que lucha contra los regímenes que lo discriminan, lo humillan y lo persiguen. Hoy, a muchos años del genocidio cultural que el poeta salvadoreño y sus colegas argentinos de los sesenta combatieron en todo el continente latinoamericano, aparece en escena una horda de nuevos juglares que anuncian cómo ven la realidad y la poesía actual. Son jóvenes con una larga trayectoria en el campo poético y quizá por eso entran pisando fuerte luego de años de discusión en encuentros de poetas en todo el país. De esos encuentros, en el encuentro de la palabra, surgió la necesidad de armar una editorial: El Suri Porfiado.

La poesía está en todas partes

Según sus fundadores, el título surgió como un chiste: “Estábamos hablando sobre qué título convenía y a mí, acordándome de En tierras de Magú Pelá, una novela de la década del ‘30 de Federico Gauffin, se me ocurrió parodiar a una localidad norteña que cita el texto, la localidad de Suri Pintado. Lo que no imaginé es que Sergio De Matteo (La Pampa) y Ricardo Costa (Neuquén) iban a preferir ese título antes que las otras opciones”, cuenta Carlos Aldazábal, poeta salteño y uno de los fundadores del proyecto.

Pero, al parecer, lo del nombre es anecdótico: la idea de formar una editorial para dar visibilidad a las poéticas de autores de provincias se fue gestando lentamente en medio de charlas y de encuentros: “No nos sentíamos parte de ninguna de las tendencias hegemónicas instaladas, en mi opinión erróneamente, como ‘nueva poesía argentina’. Nos quedaban sólo dos caminos: seguir quejándonos o empezar a difundir la poesía que nos interesaba”, relata Aldazábal, un joven treintañero que obtuvo el Primer Premio Regional de Poesía (NOA) de la Secretaría de Cultura de la Nación, el Primer Premio del II Concurso “Identidad, de las huellas a la palabra”, organizado por Abuelas de Plaza de Mayo y Primer Premio en Ensayo del Fondo Nacional de las Artes con su investigación El aire estaba quieto. Cultura popular y música folclórica. Para él la poesía es “el género que permite la mayor libertad dentro de la literatura, pero, al mismo tiempo, el que exige el mayor compromiso con la palabra. La buena poesía es la que no deja de atentar en contra del sentido común”.

El Suri Porfiado inició su marcha gracias a un subsidio oficial destinado a publicar un libro. Con ese dinero publicaron diez títulos en diciembre de 2007. ¿La premisa básica? Poetas de todo el país. Jóvenes, pero también representativos de las diversas tradiciones poéticas. Así definieron su política editorial. “Para poder producir creaciones de ruptura hay que manejar, también, una tradición. Cuando pienso en la palabra tradición no pienso en un pasado remoto ni estanco, sino en algo vivo, activo en el presente en cada elección estética de los poetas del ahora”, agrega el salteño autor de cinco poemarios: La soberbia del monje (1996), Por qué queremos ser Quevedo (1999), Nadie enduela su voz como plegaria (2003), El caserío (2007) y Heredarás la tierra (2007), estos dos últimos parte de la primera tanda de libros de El Suri.

Esa “tradición activa” de la que habla Aldazábal se confirma en el catálogo de la editorial. Ahí están, por ejemplo, Juan Carlos Bustriazo Ortíz y sus Elegías de la piedra que canta (primer libro de este poeta pampeano publicado a nivel nacional); y Penúltimo poema del fútbol, de Bernardo Canal Feijoó, el primer libro en la historia argentina que poetizó la pasión por ese deporte y que fue publicado por primera y única vez en 1924, hasta el rescate de los poetas de El Suri.

Pero entre los 36 títulos --cantidad a la que llegarán este miércoles 1º de julio, cuando la nueva colección sea presentada--, los ejemplos se multiplican: Alberto Szpunberg, Oscar Steimberg, Javier Villafañe, Paulina Vinderman, son sólo algunas de las constataciones de aquella premisa.

Colecciones y más colecciones

En su primer paquete de ediciones, publicaron nada menos que diez libros. Un motivo suficiente para seguir haciendo de su catálogo un mapa de la diversidad estética. Y a buena hora. Szpunberg, Steimberg, Canal Feijoó, Juan Carlos Bustriazo Ortíz y Eduardo Romano convivieron, en la presentación que hizo la editorial en la la Feria del Libro 2008, con poetas jóvenes como el propio Aldazábal, el neuquino Tomás Watkins, el correntino Rodrigo Galarza, el pampeano Sergio De Matteo, el bonaerense Dante Sepúlveda y el porteño Emiliano Bustos --hijo del poeta desaparecido Miguel Ángel Bustos--, entre otros.

Con otro proyecto editorial bajo la manga --la revista de poesía La Costurerita, que ya tiene un número publicado--, El Suri comienza la segunda parte del año con una arremetida feroz: la presentación de doce nuevos títulos con la intención de siempre, mostrar que existen múltiples tradiciones y formas de hacer poesía en Argentina. Al respecto, en palabras del poeta salteño, “la buena poesía puede estar en cualquier parte. Generalmente, los antólogos centrales arman un mapa poético reducido porque la pereza o la desidia los lleva a quedarse con lo poco que conocen. Creo que un buen ejemplo en sentido contrario es la antología Poesía Joven del Noroeste Argentino, que hizo Santiago Sylvester para el Fondo Nacional de las Artes: ahí hay un trabajo serio de selección y de búsqueda, que sirvió para volver a armar el mapa poético de una región ninguneada, a pesar de su riqueza poética, por los que investigan desde las academias centrales”.

En sólo dos años y con tremendo historial de publicación, se puede pensar que El Suri Porfiado es un proyecto editorial consolidado, y más aún cuando “todo el país poético” ha sido cubierto (“menos Cuyo”, se lamenta Aldazábal, aunque aclara que están a punto de enmendar eso “gracias a un excelente libro de la poeta mendocina Eliana Drajer”). Por ahora, la fiesta de El Suri continuará este miércoles 1º de julio, cuando presenten en el Centro Cultural de la Cooperación la nueva tanda de libros de María Rosa Mó, poeta y reconocida autora de obras infantiles; Javier Villafañe, poeta y titiritero argentino que llegó a ser “el mejor titiritero del mundo”, según la solapa de su libro; Liliana Ancalao, poeta mapuche y bilingüe de Comodoro Rivadavia; Bruno Di Benedetto de Puerto Madryn; Alejandra Correa, mirad uruguaya y mitad argentina, la peruana Julia Wong, el uruguayo Martín Palacio Gamboa, Marcelo Ahumada (Catamarca), Julio Leite (Tierra del Fuego), Mónica Efron (Buenos Aires), Germán Arens (Bahía Blanca) y el salteño Atilio Romano, que actualmente reside en Barcelona.

La presentación estará a cargo de Sergio De Matteo y del crítico rosarino Juan José Mendoza, pero contará con participaciones de otros ámbitos artísticos, como el caso de la actriz Ingrid Pellicori, que leerá poemas de los ausentes. La intención será la misma que tuvieron en aquella primera presentación del 2007: hacer que los poetas de las márgenes lleguen al centro para levantar la mano y continuar tomando la palabra en contra de la pereza y la desidia. Están todas y todos invitados.

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