lunes, 12 de abril de 2010

El Bafici ya está entre nosotros.-


La 12º edición del Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (Bafici) llegó ayer a los cines de la Ciudad de Buenos Aires. Jóvenes cineastas opinan sobre este suceso que presentará más de 400 títulos, entre cortos y largometrajes nacionales e internacionales.

Por Guillermina Watkins
Fotografía gentileza del Bafici

Buenos Aires, abril 8 (Agencia NAN-2010).- Cada año, después de Semana Santa, aunque no siempre con exactitud, una oferta descomunal de cine independiente arriba a la Ciudad de Buenos Aires. Organizado desde 1999 por el gobierno porteño, el festival que congrega a los personajes más importantes del cine underground argentino y extranjero ha ido in crescendo. Este año se presentarán 422 títulos, entre cortos y largometrajes, de los más diversos estilos, géneros y temáticas. Un deleite para los cinéfilos glotones que podrán asistir una vez más a un festival que ha atravesado tantas conducciones políticas.

Según Pablo Spatola, que presentará su película Plusvalía, “la aparición del Bafici significó una bocanada de aire fresco a lo que se vivía culturalmente en el ámbito del cine. En ese momento, el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) estaba con las grandes productoras y el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata sólo se preocupaba por traer estrellas famosas”. En ese contexto de vaciamiento cultural y de política de la farándula en todos los sectores de la sociedad, el Bafici se fue consolidando en sus doce años como uno de los festivales de cine independiente más destacados del mundo.

En la actualidad, el panorama del cine argentino no dista mucho de aquel de 1999. Sin embargo, gracias a la iniciativa de varios realizadores y de algunas políticas del INCAA que promueven la financiación de documentales, se puede hablar de un producto audiovisual argentino realizado con cierta independencia.

¿Independencia de qué?, se preguntarán algunos. “De criterio de selección, enfoque y recorte”, afirma el director de Blocking, Pablo Marín, en diálogo con Agencia NAN, dejando en claro que eso es posible pese a que el festival tenga el apoyo de un gobierno. “No hay otro mensaje político más que seguir organizando este tipo de eventos”, sostiene. Y en una línea similar, Pablo Spatola agrega varias aristas: “En primera instancia, no creo que el Bafici respete actualmente una filosofía del independentismo por fuera de las grandes corporaciones. Creo que hay un poco de todo, grandes y pequeñas productoras. Como segunda cuestión, el tema de quién lo organiza: nosotros no trabajamos para ellos pero aceptamos participar de todos modos. Y tercero, es un espacio amplio, donde aparecen cinematografías que son imposibles de ver en otros lados. Hoy el cine independiente habla más como una marca que como la libertad de filmar”.

Para Mónica Lairana, actriz devenida en guionista y directora de Rosa, el “ser independiente” pasa por un lado similar. “En el caso específico del Bafici, creo que siempre ha propulsado que las producciones autónomas, tanto las que lo son por su diseño de producción como por su temática o propuesta estética, tengan un lugar. El festival es el espacio de la diversidad estética, y en ese caso se puede hablar de producciones independientes”.

Así, las películas francesas, alemanas, rumanas, los cortos experimentales, los clásicos de directores consagrados y los documentales que se animan a recorrer la tierra de la incógnita, tendrán cita en Buenos Aires hasta el 18 de abril.

Algunas recomendaciones

La lista de cortos y películas argentinas es bastante extensa: 44 largometrajes y 42 cortos nacionales participan en esta edición del Bafici. Sólo hay que hundirse un poco en el panfleto y se podrán encontrar con varias sorpresas. Blocking, de Pablo Marín, es un corto donde se describe la relación entre el material fílmico, el agua y el fuego; Buen día, día narra la vida y obra de Miguel Abuelo desde la perspectiva de su hijo, Gato Azul Peralta, quien se ofrece como guía a través de una Buenos Aires nocturna, la misma en la que su padre dejó marcadas huellas; Del amor se pregunta qué es ese sentimiento y cuáles son las fases que lo componen; Pasante cuenta, en pocos minutos, la historia de un joven argentino que se inicia como pasante en un hotel de Buenos Aires y termina descubriendo y aprendiendo sentidos de la vida.

Por otra parte, El rati horror show --título ácido-- es una película de Enrique Pyñeiro en la que intentará ventilar denuncias y utilizar con elegancia recursos ficcionales para hablar de la corrupción (policial) como una de las formas más dañinas de la estupidez. El film trata acerca de aquel resonante caso de Pompeya en 2005 en el que inculparon a Fernando Carrera plantándole una pistola, por lo que hoy está condenado a 30 años de cárcel. Otro de las tantos “controvertidos” audiovisuales que se presentará en el festival.

La Batidora, radio en la escuela se permite hablar de la deserción escolar en Argentina; Ocio, la adaptación cinematográfica de la novela homónima de Fabián Casas, que cuenta con las actuaciones de Santiago de la banda El Mató a un Policía Motorizado y otros jóvenes de la escena rocker actual; Plusvalía, donde un hijo se pregunta luego de la muerte de su padre sobre la militancia comunista; y, por último, Secuestro y Muerte, un documental que narra las últimas horas de vida del General Pedro Eugenio Aramburu, secuestrado por Montoneros en la década del setenta.

Sitio: http://www.bafici.gov.ar/

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