miércoles, 14 de septiembre de 2011

La renovación del Folk


Shaman Herrera, representante de la movida indie platense, se presentará por primera vez en la ciudad junto al Bicho Bolita y París Gatitos. Será el viernes, a las 23, en Teatro del Viento.
 
Neuquén > Sus amigos dicen que es una persona sencilla, como una especie de "gurú chamánico". Sus seguidores platenses dicen que cuando él canta, ellos se elevan del piso. Lo cierto es que, este muchacho de 30 años, oriundo de Comodoro Rivadavia, es una semillita más que alimenta al rock platense que pareciera reproducirse paralelamente a la humedad. "Rock platense", fenómenos que de todos modos tiene que ver con una cuestión de pertenencia y no debido a un sonido en común, más allá de algunos guiños estilísticos entre algunos proyectos.
Shaman Herrera se parece a Ignatius Reilly, el personaje principal de la obra del escritor norteamericano John Kennedy Toole, "La conjura de los necios", ganadora del premio Pulitzer en la decáda de los ochenta. Es un hombre enorme, con una voz grave, pero sólo físicamente se parece a ese tocayo oscuro y tirano de Estados Unidos.
Él, como contracara, se convierte en uno de los personajes principales de la nueva “ola indie” de la ciudad de las diagonales, no sólo por su música sino porque su sello distintivo aparece en la producción de  muchas otras bandas.
Para quienes quieran escucharlo podrán hacerlo el viernes, a las 23, en el Teatro del Viento (J. B. Justo 648), ocasión en la que presentará su último disco homónimo –también conocido como el disco plateado- que contó con la producción de Daniel Melero y realizará un repaso por sus cinco producciones anteriores, compuestas por discos de corta duración.
Estará acompañado por su amigo y colega neuquino/platense, El Bicho Bolita y su banda, los París Gatitos.

Cronista suelto
Shaman acaba de llegar de Europa ya que acompañó a “El Mató a un policía motorizado” en su gira. Una especie de “viaje de aventuras” que lo llevó a recorrer varios países, como Francia y Holanda, presentándose en "barcitos escondidos de pueblos perdidos a los que sólo se llegaba a dedo".
Allá, también presentó su disco que, además de haber sido producido por Melero (él dirá, “se lo propuse como en un acto de locura porque él siempre hizo pop y aceptó”) fue editado en simultáneo por Laptra (el sello de El Mató y de 107 faunos, entre otras bandas), Mandarinas Records y Peatón Discográfica.
Ahora, a días de presentarse en Neuquén por primera vez, él también se lo toma como un desafío: “Estoy muy contento de ir. La vez que fui con Sr. Tomate me trataron muy bien. Además está el Bicho Bolita, que es uno de mis grandes amigos y un referente de la canción independiente para mi desde que llegué a La Plata. Me animo a decir, también, que es uno de los mejores cantautores del país”, destacó Shaman Herrera.
En la oportunidad, además de sus históricos compañeros Tulio Simeone en batería y Tomás Vilche en bajo (de Comodoro Rivadavia y miembros de La Patrulla Espacial), estarán Esteban Cárdenas en guitarra, Nicolas Vigorado en trombón y Cristian Puschel en trompeta. “Todos de Comodoro”, dirá Herrera, orgulloso entredientes de sus orígenes patagónicos.

Música patagónica
“Los temas hablan de la temática con la que comencé hace ya muchos años. Es música que defino como patagónica, donde las letras hablan de esos paisajes y sensaciones que se generan cuando llegas a la Patagonia. Una introspección dentro de la inmensidad del paisaje”, destacó el cantautor que, en vivo, larga sus famosos hömeii, -canto gutural y místico que utilizan los pastores en las planicies rusas de Tuva-.
¿Por qué no volver entonces? “Siempre volvemos al sur, pero acá, además de la música, hemos armado nuestros proyectos de vida. Igual, la idea de la vuelta – como para muchos estudiantes- siempre está presente”, agregó el mismo hombre que sabe que es parte de algo más grande dentro de la movida independiente del rock, pero que llegó a “ser lo que es, sin pensarlo mucho”.


ESCENARIO
Reformistas culturales

Neuquén > Desde siempre, La Plata fue una especie de “hermana menor” de la Capital Federal. Sin embargo, a pesar de la sombra que la gran urbe produce, la ciudad de las diagonales (o donde las calles no tienen nombre, parafraseando a U2), siempre fue moderna, altiva y singular.
Y todo ese sueño de los europeos que la construyeron, se tradujo al rock. Nacieron frutos maduros como Los Redondos – después de la experiencia de La Cofradía de la Flor Solar - y Virus. Más acá, quizás con menos popularidad pero no por eso menos fuerza, los Peligrosos Gorriones, Las Canoplas, Estelares, Mister América, Adicta (que venían de los ochenta con Víctimas del Baile e Increíbles Ciudadanos Vivientes).
Lo cierto es que, debido a la amalgama de estudiantes que llegan de todos lados cada año  (sobre todo de la Patagonia, de Buenos Aires y con menos incidencia del Litoral), se forman menjunjes que, además de experiencias de supervivencia desprenden proyectos que se reproducen al ritmo de la humedad bonaerense.
Comenzaba  2004, tuve la oportunidad de vivir un tiempo largo por aquellas coordenadas y, paralelamente al paso de los meses, fui conociendo muchas bandas con las que entablamos una cordialidad de quien cree entregarle su fidelidad a un movimiento más grande.
Todas, y cada una de ellas, tienen una única obsesión: no parecerse a nadie y son proclives – al menos eso creíamos que ellos hacían- a crear pequeñas reformas culturales.
Más acá, los eternos contrastes reactivaron la dinámica cultural platense, donde la ansiedad se convertía en creación y se sumaba la poética siglo XXI.
Así, surgió “El Mato a un policía motorizado”, “Norma”, “Sr. Tomate” (dentro del rock alternativo), y actualmente, este hombre de Comodoro Rivadavia que ayuda a tejer la maraña de una generación que vuelve a tener al rock como carta de presentación. (G.W)

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