lunes, 17 de agosto de 2009

Los Bullys: al ataque del arte Nerd


A los miembros del grupo de artistas plásticos, literarios y musicales les gusta el cine que alguna vez fue “superproducción” y ahora es una “clase B de modé” (Rambo, Volver al futuro) así que les gustará ese título. La película trata sobre un grupo de muchachos que comparten “la actitud Bully contra el arte nerd, oficial, el que vende, el de galería”, motivados, entre otras cosas, por “el aburrimiento, el hastío, el enojo, la marginalidad, el humor, la ironía, la dejadez, la resignación, la falta de contención, la falta de aceptación y la propia timidez”. Si quiere verla, no recurra al control remoto porque está usando una computadora. Pero siga leyendo.

Por Guillermina Watkins para Agencia NAN
Fotografía de prensa de Bullys

Buenos Aires, julio 23 (Agencia NAN-2009).- De la cabeza de un muchachito salió todo. Tímido e introvertido a simple vista, Antolín --el alter ego del artista plástico, poeta y músico Andrés Olgiatti--, es el Víctor Frankenstein de una masa informe de artistas platenses que, durante cuatro días, se convirtieron en la primera pandilla de la ciudad en copar las callecitas de la Rural durante Arte BA 2009: los “Corazones de Bullys”. Ovejas negras, hijos del rigor, el grano en el culo del arte plástico tradicional, los Bullys arrancaron enojos y elogios por igual en el mundo de la plástica. Eso sí, no pasaron desapercibidos ni un segundo y, al menos por ese tiempo, Arte BA pudo ser el jardín de infantes para estos bravucones de corazón grande.

Pero nada sucede de un día para el otro. Los 23 artistas que compusieron el staff estable de la muestra (y los que quedaron en el camino) demostraron que son expertos en patear calles, tocar puertas y molestar entre tanta quietud aparente. Pudieron “de pedo” saltar el cerco infranqueable entre Capital y La Plata sin salir lastimados en el intento. Al contrario, como en la mayoría de las películas de superhéroes de las que son fanáticos, los Bullys se levantaron a último momento y arrasaron con todo. ¿La premisa básica?: divertirse y mostrar su arte.

Hijos de la democracia, pero sobre todo de la televisión, los Bullys se inspiran en los personajes ochentosos y noventosos con los que crecieron: Meteoro, Alf, Caballeros del Zodiaco, Rambo, Volver al futuro, entre otros. “Tenemos la marca de la ciudad, de la tele, de los chicos malos del colegio. Nos gustan los cueros, las motos, las peleas callejeras, pero a la vez guardamos mucho cariño adentro”, cuenta Antolín que tiene más pinta de chico bueno que de otra cosa. La mayoría son músicos o están relacionados con la música de manera directa. No contemplan al arte como un todo divisible y con esa perspectiva sientan sus bases. “Comencé a convocar a músicos que, sin darse cuenta, también eran unos excelentes artistas. Muchos de ellos son los diseñadores de los volantes y artes de sus bandas. La estética Bully siempre estuvo relacionada al rock y eso fue lo que quisimos resaltar en la muestra”, agrega el artista plástico.

Andrés Olgiatti también asegurará a Agencia NAN, entre tazas de té de vainilla y té de boldo, que el oxímoron del nombre es la contradicción eterna de los artistas que componen el grupo. Pero ¿cómo se fueron armando los Bullys para llegar a ser una de las palabras más repetidas durante el Arte BA?

“La primera muestra --arranca Olgiatti-- como Corazones de Bullys fue en mayo de 2008 y fue una idea que se me ocurrió por la falta de espacios: como artista no podía acceder a espacios en Capital y menos en La Plata. Pero de a poco nos fueron abriendo puertas. En 2006, con un grupo anterior, íbamos siempre a Belleza & Felicidad. Ahí hicimos un primer ciclo que fue delimitando un poco al grupo. Éramos Los Primos del Campo, haciendo alegoría crítica a cómo se ve La Plata desde el ojo porteño. Éramos todos artistas, sin una búsqueda más que invadir el espacio físico: solistas, poetas y artistas plásticos nos reunimos aquella vez. Durante 2007 se volvieron a hacer los ciclos, pero fueron más espaciadas las presentaciones, aunque generalmente repetimos algunos artistas y otros se fueron sumando (Javi Punga, algunos Él Mató A Un Policía Motorizado, un 107 Faunos, los Good Time for Dynacom, muchos).”

¿Los afectó el cierre de Belleza & Felicidad?
Tuvimos que salir a buscar otros lugares tanto en La Plata como en Capital. Unacasa en San Telmo y la Sala 420 de La Plata nos abrieron las puertas. Pero la piedra de toque fue la “Campaña de los Mil Dibujos” que organizamos en el Centro Cultural Olga Vázquez, donde vimos que mil dibujos podían ser una obra en su totalidad. Para eso abrimos la convocatoria y, a falta de mil, juntamos dos mil! Fue muy buena la experiencia, hicimos lo que quisimos. Y, como cierre, a principios de este año, como siempre bajo presión, presentamos el proyecto el último día de la convocatoria a la Feria y resultamos seleccionados, una sorpresa grata que nos recibió con champagne.

¿Por qué unir poesía con pintura y música?
En Arte BA la gente se acercó cuando comenzaron los solistas. Pero lo hicimos en todas las muestras. Surge porque nos parece más interesante: a veces la gente espera algo más cuando está viendo una obra y está bueno enriquecer la convocatoria con una propuesta musical y poética. Además, como nuestra estética está muy ligada al rock, no podemos dejar de tener música en las presentaciones. Y todos somos músicos, queremos mostrarnos completos.

¿Cuál es el manifiesto de los Bullys?
Y… en esta cuestión de ser tiernos y matones a la vez, nos proponemos ser una muestra que inaugura eternamente hasta desaparecer. No tenemos manifiesto como los de antes, pero tenemos un lenguaje en común que está influenciado por las mismas cosas. Compartimos la “actitud Bully”, es decir, contra el “arte nerd”, oficial, el arte que vende, el de la galería. En este sentido, el arte bully implica un tipo de violencia intelectual motivada por el aburrimiento, el hastío, el enojo, la marginalidad, el humor, la ironía, la dejadez, la resignación, la falta de lugares de contención, la falta de aceptación, la propia timidez. En Arte BA nos pasó que muchos nos consideraban el “souvenir” de la Feria porque nosotros decidimos cobrar cada dibujo a cien pesos, pudiendo el comprador adquirir por bajo precio una parte del conjunto hasta su desmaterialización definitiva y contribuyendo, a su vez, a la materialización de “un millón de dólares imaginario”, bajo el lema abusivo de “Dame algo”. Ese “dame algo” es el de los matones del colegio que les quitan la comida a los nenitos. Pretendemos ser aceptados o que nos echen definitivamente; no nos importa, lo que sí nos importa es llamar la atención.

¿Hubo un antes y un después de Arte BA?
Sí, totalmente. Pasaron cosas que ni nos imaginábamos. De repente estás tomando champagne con un coleccionista muy grosso y no te habías dado cuenta. Después la fiesta en Niceto, que estuvo buenísima, nos vino bien para afianzarnos como grupo platense. Pero la muestra fue interesante porque realmente descolocamos las cosas. Muchos galeristas pensaban que nuestros precios les bajaban el nivel de competencia, cuando no iba a suceder, pero esa decisión nos aisló un poco. Pero finalmente tuvo buena aceptación porque fue en ese momento cuando nos sentimos más cómodos. No nos importaba vender uno o mil, pero finalmente nos fue re bien porque varios recibimos propuestas para seguir en contacto con ese mundo del arte. En definitiva, los matones nos alegramos con las propuestas de lo que en un punto cuestionamos al principio.

¿Pero no es el artista quién le pone precio a la obra?
Nosotros sabíamos que nuestra obra valía más, pero el precio fue parte de nuestra intención de continuar molestando. Frente a artistas “únicos” de galerías “únicas”, nosotros éramos 23 artistas unidos en una misma obra. Eso era lo importante, que una obra sean mil y mil una sola.

¿Cómo ves a la escena del arte en Argentina hoy?
Está todo muy difícil y las galerías venden muy poco. En general, venden los artistas que están de moda por temporadas. No hay constancia excepto en los grandes, en los grossos, que generalmente están muertos. Pero en el arte contemporáneo no hay nada seguro. Lo que tiene ArteBA es que te acredita como artista, es un lugar de legitimación y por eso nos encantó estar ahí.

Así que fueron “los souvenir de ArteBA”. ¿Cómo les cayó ese comentario?
Así nos denominaron, pero obvio que nos cayó bien. Sí, no eran cuadros aislados, éramos muchos dibujos juntos. Es más, había gente que tenía que volver a ver porque siempre le quedaba alguna parte sin mirar. Era gracioso. Queríamos que se desbordara, que se cayeran las paredes de dibujos. Claro que hubo mucha gente a la que no le gustó y que pensó que era una muestra de jardín de infantes. Y a otros les fascinó. Lo importante es que nosotros quedamos contentos. Seguiremos dibujando hasta morir.

Antolín se levanta de la silla. La charla se traslada a un balcón que da a la imponente Catedral de La Plata. De fondo suena un tema monocorde, bajón, de una banda que sólo él conoce. Le pregunto nuevamente por el rock y sus influencias. Piensa dos segundos y trastabilla. No sabe bien aún si prefieren ser rockeros o artistas, pero enseguida se define como un “artista que rockea con sus dibujos”.

Y siempre, siempre, con la intención de despegarse del arte convencional, del arte de las galerías, de los cánones tradicionales. Los Bullys deambulan por la ciudad y cada tanto se toman algún colectivo para cruzar la calle 32 con la misma intención: tomar cerveza y ver bandas nuevas. Inspiración divina de un artista de ciudad.

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