viernes, 28 de agosto de 2009

La Dama del Rock


Andrea Álvarez, la mujer cuyo nombre el rock ha pronunciado muchas veces, vuelve a las pistas con disco nuevo. Con la producción de Jim Diamond (productor de los White Stripes, entre otros), “Doble A” se incluye en las bateas con un sonido más crudo que las producciones anteriores.

Por Guillermina Watkins

Como si estuviese recargada con las mejores pilas, Andrea Álvarez recibe a Lavueltalmondo en los interiores de la sala de ensayo Cucamonga del barrio del Abasto. El lugar, una casona antigua llena de afiches, pareciera ser el lugar elegido por los bateristas. Al entrar, el sonido de un bombo en negras es lo que más se escucha; tres bateristas ensayan, a la vez, en diferentes cuartos. De pronto un poco de silencio –de una pieza ya no se escucha más nada- y Andrea que sale de la primera sala apurada, pero con una sonrisa enorme.

Le pregunto por el rock en su vida. Llama la atención encontrar una mujer música al cien por ciento. Ella es puro rock. Pertenece a una de las generaciones de músicas que supo recuperar las raíces de aquellos hombres del rock de los setenta e innovar en el campo estético. Para Andrea no quedaba otro camino: ya desde chica su curiosidad musical le fue marcando un destino.

Niña prodiga del rock, Andrea fundó junto a María Gabriela Epumer y Claudia Sinesi la primera banda de rock de mujeres: Rouge. Un gesto provocativo durante la vuelta de la democracia que devino luego de años, en Las Viudas e Hijas de Roque Enroll. También compartió escenario y participó en varios discos de artistas como Charly García, Divididos, Soda Stereo, David Lebón, Los Tipitos, Attaque 77, Los Brujos, Baglietto, entre otros, como baterista o percusionista.

Ahora, en épocas donde vivir del arte en Argentina resulta una empresa un tanto complicada, Andrea se dedica pura y exclusivamente a su música. Afianzada con los músicos que actualmente la acompañan (Nano Casale en bajo y Mauro Quintero en guitarra), el trío de power rock está presentando su nuevo disco en el país y en América Latina. Para la baterista, cantante y compositora, “este nuevo disco es uno de los mejores que he hecho. Siento que produjimos una música nueva, moderna, por la estética musical. Muchos piensan que somos músicos D-modé y sin embargo estamos acá y nadie ha hecho lo que estos músicos D-modé continuamos haciendo”, declara desafiante.

Después de un disco producido “desde el dolor”, como afirma la mujer de rulos haciendo referencia a su disco anterior “¿Dormís?”, “Doble A” aparece como un disco fuerte, rockero, que recupera de manera integral las influencias históricas en la compositora argentina. Un poco de música negra, un poco del rock más clásico y hasta varias pizcas del pop más tradicional, conviven en el sonido “roto” que pudieron lograr gracias a la estética que le imprimieron los productores Emilio Haro y el norteamericano Jim Diamond.

“Lo mejor fue trabajar con ese sonido que no existía hasta entonces en el rock argentino. Gracias a Jim pudimos lograr el sonido que siempre quise: rockero, roto, pesadito. Además él no conoce otro sonido, entonces nos entendimos enseguida”, agrega Andrea mientras deja escapar su gran sonrisa. Cuenta que al trabajar con Diamond la influencia fue recíproca tanto que el productor norteamericano terminó comprándose discos de Pescado Rabioso, Manal, Los gatos y se los llevó a tierras norteamericanas.

Lección de rock

Andrea se despierta temprano y todo su día está relacionado a la música. Da clases, ensaya con la banda, practica batería, percusión, composición, canto y guitarra. Su faceta poli instrumental es parte de un objetivo a futuro: hacer shows donde pueda acompañarse con otros instrumentos y lograr una amplitud total. Pero, como si fuera poco, la interminable tarea de los músicos no se termina nunca. Ella también es una gran buscadora de estilos y nunca deja de escuchar música y discos nuevos para estar siempre al día.

Para ella, quien asegura que el rol de la mujer en la música popular fue siempre la de acompañar a los hombres y, en el caso de ser el alma creativa “bancarse la soledad”, el éxito le llegó demasiado tarde. “Esto que me pasa hoy debería haber pasado hace diez años. Pero bueno, en aquel entonces no contaba con los recursos que hoy sí y por eso “Doble A” también marca una etapa. Estoy muy contenta con este disco”.

Cuando habla de los músicos jóvenes algo la inquieta. No puede creer cómo en éstas épocas donde todo está al alcance de la mano gracias a internet, los jóvenes estén dispersos. “Veo que hay una división en los chicos: los que tienen mejores ideas por ahí no tocan muy bien y no ejecutan su instrumento como debieran. Además a veces veo que no tiene conciencia musical. Y los que tocan muy bien, generalmente, no tienen ideas nuevas. En los años del Flaco y en los míos, no existía la posibilidad de meterse en acordes.com, entonces creo que todo lo que hicimos debe ser rescatado por las nuevas generaciones”.

Tanto ella como María Gabriela Epumer se dedicaron durante toda su carrera – y Andrea también se enteraba gracias a su amiga durante los años que se dedicó a criar a su hijo- a buscar bandas de mujeres. “A Gabriela siempre le llamó la atención de las pocas mujeres que habían en el rock. Nosotras fuimos las que “guadañamos” el camino para que las demás pudiesen entrar, pero no a todas les gustó el rock”, agrega la compositora de “Doble A”.

No por ser mujer todas las bandas de chicas le gustan. A muchas las ve “dormidas” y, para que algo la conmueva, tiene que tener un grado de originalidad nunca antes escuchado. Bjork, Fionna Apple, Pj Harvey y, sobre todo, Joni Mitchell, “la señora del rock”, son sus grandes íconos musicales. También está la admiración por Jack White, que según ella es el mejor músico actual de la música contemporánea, y Jony Spencer.

“Tengo que sentir que pasa algo con la música porque hoy en día está todo hecho. Pero siempre hay algo que rompe, que innova, que aporta y agrega. Aunque veo que a la juventud le falta lo lúdico, la necesidad de la búsqueda y la experimentación son inherentes a la edad que están viviendo. Si vos querés hacer rock no podés desconocer a Moris o a Los Gatos. Yo le explico a mi hijo que tiene 13 años, cuando vemos algún video de Woodstock y nada le parece novedoso, que esa gente que él ve, esos tipos tirados de pelo largo, no existían antes”.

Esa enseñanza que Andrea le da a su hijo es la enseñanza misma del rock. El rock, como algo que cae desde algún lado, como una aplanadora, como un meteorito de poder que se escapó del cielo y aplasta la cabeza de los que estaban dormidos hasta entonces.

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