jueves, 28 de julio de 2011

Paredes que gritan

 

Cada vez son más las paredes que lucen pintadas de todo tipo. Provocadores o no, los graffitis, los stencils y los murales dan un poco de respiro entre tanto ladrillo, cemento y campaña electoral.

Por Guillermina Watkins
Neuquén > No son un movimiento tradicional –entendiendo como movimiento a la agrupación no formal de individuos con la finalidad del cambio social-, tampoco son un colectivo unificado y menos que menos son “delincuentes o vándalos” como suelen denominarlos los portavoces del sentido común.
Los grafiteros se autodenominan de muchas formas pero hay que destacar en primera instancia que, si bien cada vez son más, aún no se conforman como un todo único.
Ovejas negras, hijos del rigor, los grafiteros que hoy transitan las calles neuquinas arrancan enojos y elogios por igual. Pero eso sí, nunca pasan desapercibidos y hacen de la ciudad un gran lienzo donde expresarse con la mayor libertad posible.
Muchos son hijos de la democracia, pero sobre todo de la televisión a través de la que se acercaron a la cultura setentosa y ochentosa de los países del primer mundo: el rock, el rap, los graffitis, los murales, el skate y el hip-hop norteamericanos. Además, tampoco les gusta que les pregunten por qué pintan lo que pintan y todos coinciden en que es mejor ver una ciudad pintada que “miles de carteles políticos que sólo generan mugre”.
Por otro lado, los stencileros, que son los que usan la técnica llamada Estarcido (aplicación de pintura o aerosol sobre una plantilla con un dibujo o frase recortada) tienen en la ciudad una connotación más política que otros grupos de expresiones callejeras. Sobre todo las agrupaciones feministas radicales que surgieron después de los '70 o los movimientos estudiantiles de Europa que usaban el stencil como forma de provocación y llamado de atención.
Así, la historia que se construye en los tiempos que corren; es la de una ciudad donde sus paredes gritan a través de carteleras, pósters y avisos corporativos o electorales. Así, los graffitis, stenciles o pintadas, por más grandes que sean, dan un respiro de color y de alegría a los ojos del peatón. En palabras de Tristán Manco, en su libro “Stencil Graffiti”, “tanta violencia de carteles invita  a una respuesta subversiva de parte de los ciudadanos”.

La ciudad como un gran lienzo
En el caso de los graffiteros, muchos se consideran parte del movimiento Hip-Hop que es más grande y que incluye a los MC (Maestros de Ceremonia, es decir, los que rapean), DJ`S (específicamente los que utilizan la técnica del Scratch con vinilos) y los break-dancers (que es la danza). Ellos, a diferencia de los murales o los stencils no dan mensajes políticos porque su irrupción histórica ya marcó un hecho político.
Su pata de apoyo fundamental fueron las rimas que hablaban de la desigualdad social existente en los Estados Unidos de aquellos años, y de reivindicaciones del sector negro de la población. Los raperos, resaltaban un rasgo auto referencial al dejar impregnadas las paredes con sus nombres, con el nombre de sus barrios y pandillas o, simplemente, con la inscripción de tipografías coloridas y en grandes tamaños.  En la ciudad, muchos son los artistas callejeros que se suman a este estilo.
“Yo pinto por el simple hecho de pintar, de hacer arte, –encabeza Ezequiel Scanu, quien también es tatuador y artista plástico- y si lo relacionan con el vandalismo es porque no ven que somos artistas y que expresarse sin límites es una de las bases fundamentales del arte. Hay artistas de muchísimo talento en este ámbito que es under, pero es arte”.
Por su parte, Juan Carlos Pereyra, fundador de “Patagonia Street Art”, grupo que reúne a diferentes artistas de las paredes, explica que “nosotros no pertenecemos al mundo del hip-hop y por eso somos “street art” porque consideramos que cualquier persona que quiera pintar y expresarse en una pared es un artista. Porque esto es algo muy marginado por la sociedad y que puedas encontrar un grupo que te brinde un espacio para pintar  es impagable. A nosotros nos relacionan con el vandalismo, con el escracho, por eso intentamos juntarnos e ir a espacios alejados para poder hacer lo que queramos”.
Los graffitis o stenciles se los pueden encontrar en algunas paredes del barrio Santa Genoveva, en Alta Barda, en Jardines del Rey, en el San Lorenzo, Mudón, Muten, en el centro y en Parque Industrial.
Muchas de ellas son obras individuales pero, en los últimos años, comenzó a darse una práctica interesante que son las graffiteadas colectivas en lugares abandonados. Como la que se realizó el 14 de mayo en un Encuentro Nacional de Skateparks en San Patricio del Chañar en el que participaron más de 20 artistas, o la convocatoria del domingo 29 de mayo en la que los chicos y chicas de Patagonia Street Art coparon una fábrica abandonada cerca del Parque Industrial. En esa ocasión no fue sólo el graffiti el que copó la parada, también las chicas de “Mis Ojos” realizaron murales en varias de las paredes y SoPa se encargó de llenar de personajes las paredes grises.
“Las fábricas abandonadas son como nuestro lugar porque nos encanta tener mucho lugar para pintar. Queremos plagar de colores las paredes. Cuando las paredes tienen dueño, les pedimos permiso para mejorárselas y muchas veces nos dan el permiso porque nuestros graffitis van por el lado estético, no queremos llenar de cosas negativas un mundo que ya está negativo. Siempre es preferible el color”, agrega Gonzalo Michel, también miembro fundador de Patagonia Street Art.
Por su parte, Alex Heduvan, que también es un MC del grupo de rap “San Lorenzo City”, agrega que “a veces pintamos de noche, de manera improvisada. Si bien siempre es mejor coordinar con un grupo por el tema de los materiales o para hacer algo más grande, cuando tenemos un paredón enfrente que está bueno, lo pintamos. Por eso a veces nos relacionan con el vandalismo. De todos modos, no lo hacemos en paredes privadas, sino en espacios que son de paso”.

Arte para liberarte
Quienes graffitean también están relacionados con otras expresiones artísticas. Muchos son diseñadores gráficos, otros tatuadores, dibujantes, artistas plásticos, caricaturistas o atrevidos que, sin estudios y por amor al arte, se van metiendo en el gran mundo del color con intenciones de convertirlo en algo más grande.
Es el caso de Heduvan, que llegó al graffiti al declararse como hip-hopero. Hoy, un proyecto más ambicioso lo encuentra como director: “Graffiteando el Futuro”, con el apoyo de la Fundación Banco Provincia,  que reunirá a partir de este mes, a más de diez artistas de distintos puntos de la ciudad par pintar el paredón del Cpem 23. “La idea es pintar esa cuadra y media de paredón para empezar a embellecer la ciudad y después trasladarnos a otros lados, a Plottier, Centenario, Cinco Saltos, etc.”
Otras experiencias de este estilo se pueden encontrar en San Martín de los Andes de la mano del grupo “Los grandes Atorrantes”, una pandilla urbana que se reunió para pintar muros. “El grupo se fue haciendo tan grande, una comunidad hip-hopera, y organizamos un “Festival Patagónico de Hip Hop” donde vinieron bailarines a dar talleres gratuitos, Djs nacionales que hacen scratch, etc.”
“Los Grandes Atorrantes” llegaron a conseguir que el Cuerpo Legislativo de San Martín, debatiera sobre la creación de un marco normativo que regule la actividad, ya que no existe nada que autorice el desarrollo de prácticas de muralismo. Así, los “atorrantes” lograron que les cedieran algunas paredes de la ciudad para pintar y que el graffiti sea considerado de interés urbano y de la juventud.

El stencil político
El  estarcido (o stencil), tiene como particularidad el relacionar arte con una forma de discurso y abre la puerta a un diálogo entre el artista y el público. Son, quizás, más provocadores que los graffitis porque al tener un fuerte mensaje, afectan el curso cotidiano de los peatones a partir de la “denuncia” y provocan una respuesta en el observador. Sus imágenes están cargadas de gran poder desde lo icónico, lo simbólico, lo humorístico, lo irónico, lo político y lo comunicacional y son fáciles de reconocer porque saben conjugar arte y política de una manera única.
“Yo empecé cuando tenía 15 años y aprendí sola –comenta Mariel Arriola, fundadora de ETC Stencil-. Así formamos el grupo porque no teníamos una temática puntual, a veces hacíamos cosas políticas, otras veces no, hacíamos cosas abstractas y a veces no. No teníamos un mensaje único en ese momento. Nos gusta decorar la ciudad con otro tipo de mensajes sobre todo positivos”, comenta Mariel Arriola quien hoy está radicada en La Plata.
Por su parte, las chicas de la colectiva feminista “La Revuelta”, son un claro ejemplo de cómo causar un efecto en el público con sus stencils que siempre forman parte de intervenciones callejeras para fechas como el Día de la mujer o el Día contra la violencia hacia la mujer. Así, con sus stencils pretenden desmantelar todas las jerarquías relacionadas a lo que está instalado en el discurso de la sociedad, sobre todo “lo relacionado a la heteronormatividad, es decir, a la identidad de género y la discriminación”, asegura Ruth Zurbriggen, de esa organización.
Tanto el graffiti como el sténcil y todo tipo de arte callejero  o muralismo, son provocadores. Irrumpen entre los ladrillos, las paredes blancas y las edificaciones públicas o privadas para darle color a las calles y aportar, entre tanto ruido y obligaciones cotidianas, un momento de pausa y respiro para los ojos que se dejen llevar por su ola de colores.

A puro rock de acá



Guitarras prolijas, melódicas y rockeras, un bajo fuerte, grave y denso, y una batería que en ningún momento dejó de marcarle el camino a sus compañeros fueron la clave por la que el sábado por la noche, en el Teatro del Viento, Adhikari demostrara ser una auténtica banda de rock.
Conformada actualmente como un power trío, quizás la formación más típica y fundamental del género, la banda comandada por Brooklyn Adhikari realizó un repaso por sus 17 años de carrera en los que, si bien cambiaron muchas veces de integrantes, el sonido se estableció como algo compacto, sólido y único.
Lo que Adhikari hace es rock a secas, nada de virtuosismos ni despliegues de instrumentos, sino simpleza escénica, actitud rockera, cuerpos transpirados que resaltaron el brillo de tatuajes tradicionales y piercings platinados, y un sonido bien al frente con una voz muy prolija que rapeó pero también cantó canciones de rock románticas.
Sonaron canciones de “El Estado del Ser” (1998), “Resplandece” (2007) y adelantaron trabajo de “Entre la tormenta y el caos mental”, que saldrá en septiembre.
Si bien los discos fueron compuestos en distintos momentos del grupo, en la actualidad los tres “forajidos del desierto” -como se autodefinen- lograron aunar el estilo en algo más denso.
Así, el guiño con los noventa fue desde el inicio hasta el final de la hora y media que duró el show y se animaron a hacer tres versiones de bandas que los influencian constantemente: “Malón Diabólico” de Babasónicos, “Una noche como esta”, de The Cure y “Sueles dejarme solo” de Soda Estéreo.
Adhikari cerró la noche con la emoción de haber hecho un show con un sonido impecable y bien cerradito. Parece, entonces, que habrá Adhikari para rato. (G.W.)

lunes, 25 de julio de 2011

Los Forajidos del Desierto


 
La banda festejará sus 17 años de vida este sábado en el marco del “Lifestyle III”. La cita será en el Teatro del Viento a partir de las 22 e incluirá muestra de fotos, rampas de skate y DJ invitados.
Además de adelantar disco nuevo, el grupo lanzará su sello discográfico y sala de grabación, Machina Records.

Neuquén >
En el marco del evento “Lifestyle III”, que pretende reunir a los productores y seguidores de rock, tatuajes y skate, se presentará la banda Adhikari, que además festejará sus 17 años alimentando la escena rockera local. En esta oportunidad, harán un repaso de sus anteriores trabajos “El Estado del ser” (1998) y “Resplandece” (2007) y presentarán un adelanto de su disco a lanzarse en septiembre. “Entre el caos y la tormenta mental” contará con 10 temas y la participación de César Andino, de Cabezones.
El “Lifestyle” (o, como su traducción lo indica, 'estilo de vida') es el nombre de los festivales que organiza la banda desde el año pasado y que resume las bases fundamentales de la cultura del grupo: el rock, el skate y el tatuaje. El año pasado se presentaron Amor Fizz, Mitosis y Ruido Explícito.
Así, los neuquinos podrán disfrutar desde las 22 en adelante un show con exposición de tatuajes, art fusion, rampas de skate, proyecciones, fotografías y la actuación de Vix!, un DJ que coronará la noche con sus bandejas.

Tu estado del ser
La historia de Adhikari es la historia de un proyecto artístico que nació de la cabeza de un muchacho llamado Carlos Acuña, o su álter ego el Negro Brooklyn, hace ya más de 17 años. Corría el año 1994, Kurt Cobain acababa con su corta pero contundente vida rockera; Blur sacaba uno de sus mejores discos, “Parklife”, y por estas coordenadas Babasónicos editaba “Trance Zomba”. Todo llegaba a Neuquén con un poco de delay y en casete.
Brooklyn y sus secuaces de ese entonces se embarcaron en el proyecto de hacer una banda y vivir para y por el rock y, a pesar de los cambios que fueron tomando con el paso del tiempo, hoy son –junto a La Moto, que también cumple años por estos días- una de las bandas más longevas de la ciudad. Sin embargo, a diferencia de los anteriores, el único integrante original que queda es justamente Brookyln en voz y guitarra, acompañado de Martín Bigo (su hermano menor) en el bajo y el nuevo hermano por adopción, Puchito, en batería.
Entonces, ¿por qué conservar el nombre?
“Uno de los que no quiso cambiarle el nombre fue Bigo porque él vive Adhikari desde chico, porque grabó conmigo el disco anterior y ya hizo una gira. Por su parte, Puchito, que siempre nos escuchó desde muy chico, tampoco quería cambiar”, sintetiza la voz de la banda.
En aquellos noventa, los Adhikari podían tocar vestidos de plateado a veces, con ropa femenina otras, rapeando alguntas tantas y, sobre todo, con el furor de los años de la juventud rockera que hacían al Negro gritar “Adhikari es el estado del ser espiritualmente competente” en escenarios neuquinos o platenses junto a bandas que hoy también siguen en el circuito independiente. Eso fue, entre otras tantas cosas, la marca que definió a esta banda, que podía tener un sonido sónico como aquellos años lo ameritaban, ser un poco más metaleros o, simplemente, ser un rock alternativo con toques de otros estilos.
Hoy, a 17 años de aquel entonces, los tres integrantes  concuerdan en que el sonido es “de fuerza”.

Entre el caos y la tormenta mental
El nombre hace referencia a la velocidad, la intensidad y la fuerza. Y no estamos hablando de deportistas profesionales, pero estos chicos tuvieron que calzarse la camiseta de Adhikari y grabar 3 veces el disco en sesiones maratónicas de poco sueño. En primera instancia, no les gustó lo grabado. Después, les robaron la máquina con todos los archivos. Y ahora, con las diez canciones ya grabadas y la participación de César Andino en “Escuchame”, el disco se prepara para salir, rápidamente, de la manera en que fue gestado.
“Nos interesa variar en los discos porque eso demuestra los años que han pasado entre una formación y la otra”, comenta Brooklyn, y Puchito (quien se sumó a la banda tras años de ser seguidor) agrega que la grabación del disco los “agarró” en un momento de muchos cambios, donde montaron el estudio y también sufrieron cambios personales.

Que 17 años no es nada
Adhikari se convierte así, en una de las pocas agrupaciones que de sólo pensar su trayecto se podría pensar en la historia del rock neuquino y también en la del rock argentino. Pero ellos prefieren ser considerados como “rock de acá”.
“Nosotros somos unos fucking forajidos del desierto, los más caraduras. Nuestro manifiesto es hacer rock de Neuquén y poder ir a rockearla a cualquier lado y volver tranquilos. También somos los 'solteros eternos del rock' porque podemos hacer cualquier estilo y no casarnos con nadie. Ése es nuestro manifiesto y por el que queremos que nos recuerden con el paso del tiempo”, concluyeron.

Rock, tatoo y skate
Esta nueva edición del "Lifestyle" contará con la participación de Insannitaria en fotografías y diseños, que además es la encargada de la parte estética de Adhikari, y la fotografía, también, de Manu Urbano. Además, skaters de la zona harán sus demostraciones en rampas y algunos DJ invitados musicalizaran el pre y el post del show de Adhikari.

Machina Records
Neuquén > Así se llama la sala de grabación de los Adhikari y el sello digital que ya están empezando a lanzar. La primera banda que formará parte de este emprendimiento será The Pot Circus, que se autodefine como “rock alternativo con bastante grunge”.
Machina Records será un netlabel, es decir un sello virtual donde se difunde desde la red. “Nosotros les vamos a brindar la posibilidad de grabar y el máster se lo daremos terminado para que los músicos hagan lo que quieran con eso. Si quieren sacar el disco lo sacarán, sino lo manejarán por Internet como se estila en estos últimos años aunque tener el disco sea algo lindo”, cuenta Brooklyn.
En esa sintonía digital, Adhikari planea hacer la presentación de su disco en septiembre, con una transmisión en vivo de ellos tocando los 10 temas.
Habrá que quedarse sentados para disfrutar de la calidad sonora que proponen los Adhikari.

sábado, 23 de julio de 2011

Adhikari en el Teatro del Viento


La banda que nació cuando los casetes recién asomaban ofreció un espectáculo con un sonido impecable. En poco más de hora y media, el trío recorrió los puntos salientes de los 17 años de camino artístico recorrido y hasta se dio el lujo de reversionar sus temas favoritos.

Por Guillermina Watkins
Fotos gentileza Innsanitaria

Neuquén, julio 26 (Agencia Nan- 2011).- Guitarras prolijas, melódicas y rockeras, un bajo fuerte, grave y denso, y una batería que en ningún momento dejó de marcarle el camino a sus compañeros, fueron la clave por la que el sábado por la noche en el marco del Lifestyle III en el Teatro del Viento, Adhikari demostró ser una auténtica banda de rock.

Constituida actualmente como un power trío, quizás la formación más típica y fundamental del género, la banda comandada por Brooklyn realizó un repaso por sus 17 años de carrera en el que, si bien cambiaron muchas veces de integrantes, el sonido se estableció como algo compacto, sólido y único.

Si durante los años noventa no hubiese sido una sorpresa encontrarlos en el medio de un escenario montado en el centro de la ciudad, vestidos de plateado o con ropa femenina al grito de “Adhikari es tu estado del ser, espiritualmente competente”, con una fuerza musical acorde a lo que se estilaba en ese entonces en el que Babasónicos lanzaba Trance Zomba, Kurt Cobain se volaba la peluca y Blur editaba Parklife, hoy sería impensable escuchar ese sonido que amalgama la dureza del rock con la voz suave y afinada de Carlos “el Negro Brooklyn”.

De este modo, el evento “Lifestyle” (o como su traducción lo indica: estilo de vida) los colocó como los representantes musicales en un encuentro que reunió los pilares de la cultura a la que Adhikari representa: el rock, los tatuajes y el skate. La reunión musical también sirvió para que los muchachos presentaran su sello y sala de grabación Machina Records y adelantaran algunos temas de su tercer disco que saldrá en septiembre, Entre el caos y la tormenta mental, que contará con la participación de César Andino de Cabezones.

Mientras que afuera los skaters de la ciudad se turnaban para pasar por la rampa y lucirse ante los que no le hacen a las tablas, adentro VIX! amedrentaba la velada con música electrónica. En las paredes, una exposición de fotos de rock de Innsanitaria y Manu Urbano aguardaban por el público atento.

El nuevo Adhikari se subió a tocar a eso de las dos de la madrugada. Brooklyn, único integrante histórico de la banda, apareció en el escenario acompañado de su hermano Bigo en el bajo y Puchito en la batería. El trío comenzó con el repaso por las canciones de El estado del Ser (1998) y Resplandece (2007). Sólo Bigo tuvo participación en la segunda producción, mientras que Puchito recién está participando de la tercera edición. Como los dos integrantes afirman, “ellos son nuevos pero sin embargo se sienten parte de ese legado en la escena local”.

El show de Adhikari fue rock a secas, donde no hubo despliegues de virtuosismos ni de instrumentos extravagantes, sino simpleza escénica, actitud rockera, cuerpos transpirados que resaltaron el brillo de tatuajes “tradi” y piercings platinados, y un sonido bien al frente. Un rock “de acá” que ellos se encargan de llevar como bandera ante la defensa de un sonido neuquino que, en realidad, tiene que ver más con una actitud que con un estilo.

De este modo, el guiño con los noventa comenzó en el inicio de la hora y media que duró el show y se acabó con él. Los músicos se animaron a hacer tres versiones de bandas que los influencian constantemente: “Malón” de Babasónicos, “Una noche como esta”, de The Cure y “Sueles dejarme solo” de Soda Estéreo.

Adhikari, que nació a los albores de los primeros cassettes y que es uno de los proyectos artísticos más longevos de la ciudad, cerró la noche con la emoción de haber ofrecido un espectáculo con un sonido impecable y bien cerradito. Parece, entonces, que habrá Adhikari por otros 17 años más.

http://www.myspace.com/sonicojardin

martes, 19 de julio de 2011

Parkour: adrenalina y destreza

También llamado “el arte del desplazamiento”, la disciplina suma cada vez más adeptos en la ciudad. Esfuerzo físico, capacidad deportiva y audacia son los condimentos esenciales.
 
Neuquén > Trazar otros caminos para andar que no sean las clásicas veredas puede ser posible. Ya lo habían soñado Hanna-Barbera, creadores de Supersónicos, cuando estipulaban que algún día los platos voladores trazarían rutas en el espacio u otros dibujos animados que plantearon una vida bajo los suelos. Ni los unos ni los otros, los traceurs –como se denomina a quienes practican parkour- han fundando una nueva forma de moverse en el espacio público sin molestar a nadie (o a casi nadie), utilizando la arquitectura de las ciudades, y también sus espacios verdes entre los que entran hasta los árboles.
Y aunque las terminologías que lo definen puedan sonar lejanas, este deporte extremo comienza a sumar cada vez más adeptos en la ciudad y hay chicos que ya son “traceurs profesionales” a pesar que no existe una legislación que los contenga y las reglas sean más por “sentido común” que algo institucionalizado.

No dejar de moverse
“Cuando yo empecé no había nadie haciendo esto en Neuquén y hoy somos más de veinte chicos que nos juntamos a practicar”, agrega Lucas Ortiz, traceur originario de la ciudad que, como el inventor del parkour, David Belle, marcaron un antecedente en sus ciudades.
Belle, como un superhéroe sin telas arañas ni la ayuda de ningún dibujante, creo el parkour en Francia inspirado por el  “Método Natural” de Georges Hebert, que era usado en los ejércitos. La idea se basó en superar los obstáculos naturales usando sólo el cuerpo y adaptándolo a una forma urbana. Saltar, nadar, correr. En fin: resistir cualquier adversidad.
Así se fundó un movimiento de personas que no temen desplazarse en las arquitecturas y sus estructuras, deslizándose libremente por cornisas, paredes, techos y ventanas ni hacer sus sugestivas piruetas. Pero el parkour no es ni danza, ni acrobacia ni nada de eso: es un poco de todo y a la vez,  habla su propio lenguaje.
Se busca el movimiento constante, la fluidez y la rapidez. Los obstáculos tienen que ser pasados con naturalidad y permitir que el traceur siga su trayecto de manera constante, sin frenos.
Como todos los deportes y destrezas, las cosas se mejoran con la práctica, pero acá también se ponen en juego el ánimo y la audacia. No hay quién tome parcial ni pruebas, simplemente es la persona quien decide hasta dónde ir avanzando y avanza, y por eso además de ser un deporte físico, es un deporte mental. Y también una “forma de vida” una “filosofía de la autosuperación” porque se ve el mundo desde diferentes perspectivas, según dicen los que lo practican.
“El parkour además de ser una actividad física es una actividad mental que te ayuda a despejar, a sentirte más fuerte porque es un deporte bien completo”, agrega Ortiz.

Adrenalina y responsabilidad
Parkour, que significa camino o ruta, implica una responsabilidad por parte de quienes lo practican ya que en la ciudad no hay quienes lo enseñen. Lucas Ortiz no da clases pero es el encargado de orientar a muchos de los chicos que se suman cada domingo a las torres donde practican. La práctica, al no estar legislada, corre por cuenta de quienes lo realizan y, muchas veces, tienen que coordinar con los vecinos y porteros de la zona céntrica donde se juntan para poder practicar tranquilos. Muchos aseguran que prefieren verlos practicando que “gente tomando alcohol”, y otros no quieren saber nada.
Los traceurs más expertos aseguran que es fundamental tener una preparación física fuerte como para poder sostener los movimientos. “Nos juntamos 3 ó 4 horas por fin de semana pero también salimos a correr y a saltar por las bardas para poder estar bien físicamente. Este deporte no es cuestión de largarse, primero hay que estar preparados sobre todo para no sufrir lesiones que podrían evitarse”, agrega Lucas Ortiz.
Es fundamental, entonces, saber que la responsabilidad corre por parte de cada persona que quiera probar las técnicas. Los practicantes aseguran que es “uno quien sabe hasta dónde puede llegar, a qué se anima y a qué no” y si bien todos los deportes tienen sus riesgos, el parkour de los más profesionales puede llegar a tener riesgos que tienen que ver con el medio en el que se desenvuelven.
“Con el parkour uno puede cometer un pequeño error del que podés arrepentirte toda tu vida. Yo cada vez que puedo pruebo con hacer salto más largos, más profundos, pero también me generan miedo y cuando los paso, experimento sensaciones únicas”, concluye Ortiz quién, además, tiene tatuado en su brazo izquierdo la palabra parkour y su relación con el deporte ya quedó signada para siempre.
¿Las mujeres pueden practicarlo? Claro, como todos los deportes, sin embargo no muchas se acercan a hacerlo porque los deportes de fuerza y resistencia no son los más elegidos por ellas.

Los movimientos
El movimiento es constante, volviendo el cuerpo una herramienta útil. No existen reglas y su lema es “Ser y Durar”, donde no hay que ponerse en peligro inmediato sino ir superándose cada día sin competir con el resto. Se requiere, entonces, de un cuerpo atlético y de una mente audaz que no le tema al dolor ni a las caídas. Pero a la vez es muy accesible porque sólo se necesita el cuerpo.
No es un espectáculo ni mucho menos vandalismo (como suelen denominarlos) sino un deporte que combina muchas disciplinas. Los saltos, las caídas, movimientos como el gato, el de precisión, el pasavallas, el doble gato, el pasamurallas, los rolls, los rompemuñecas, entre otros. Movimientos donde el cuerpo entero se ve involucrado y que son la base del parkour.
Asimismo, cuando se va ganando experiencia, hay movimientos de rotaciones del cuerpo en el aire como mortales, frontlips, backflips, wallflips, aerials y más.

La historia de los "Ninjas urbanos"
Se han realizado varias producciones cinematográficas sobre esta práctica que se inició como una actividad de pandillas, en muchos casos, para escapar de la Policía.

Neuquén >
Se los llama “ninjas urbanos” o “samurais de los tiempos modernos” según los retrató Luc Besson en su película Yamakasi (espíritu fuerte), donde se contaba la historia de un grupo de ladrones que usaban sus habilidades acrobáticas para escapar de las manos de la Policía.
Y, justamente, David Belle su creador, fue convocado para participar de otra película de Bassin sobre el tema.
Es claro que si hay algo que le dio la fama a Belle fue la disciplina creada que, en definitiva, estuvo inspirada por la labor de su padre en el Ejército Francés para lo que fue el conflicto en Vietnam, donde el Belle mayor se destacó por sus aptitudes físicas.

"Nada te puede detener"
Así, la historia del parkour se convierte, en definitiva, en la historia de este personaje que afirma que “antes de ser un deporte es un método natural para desarrollar todas las cualidades que son naturales al cuerpo humano: incrementar la fuerza, la agilidad, la velocidad y el poder dónde sólo se necesita un par de joggings, una remera, unas zapatillas y a uno mismo. Nada te puede detener”.

domingo, 17 de julio de 2011

"Tres tristes temas" (Atras hay truenos, 2010)


Fiel al estilo del quinteto neuquino, el EP propone un sonido diferente de noise en estado puro. Su bomba de canciones se enreda de una forma difícil y veloz y se convierten en melodías y tensa calma en un simple segundo.

Por Guillermina Watkins


Neuquén, julio 11 (Agencia NAN-2011).-
Digamos la posta: la ciudad más divertida del país es Buenos Aires (o Córdoba para los que prefieren la cháchara, el fernet y el requeteque). Allí, todos los días hay algo para hacer, algún lugar donde ir, algo que inventar. El resto del país (sí, maldito centralismo), se las arregla con sus bares y con sus, a veces buenas a veces no, producciones locales y algún que otro evento de renombre. Pero generalmente el tempo es cansino, relajado, lento –al menos un poco más lento- y, a veces, parece no pasar nada. En una de esas tardes neuquinas de aburrimiento, donde seguro soplaban vientos fuertes y el día parecía no pasar más, Robi, Nacho, Maxi, Tito, ahora el Pájaro y Diego (y en algún momento el Bicho Bolita y Charles y muchos que pasaron por la formación), conformaron Atrashaytruenos, una banda que en realidad es, antes que nada, un grupo de amigos con afinidades musicales muy particulares.

A principios del siglo XXI, los cinco chicos se encargaron de renovar el rock y la estética neuquina, acercando la ciudad a sonidos indies que tienen su cónclave musical en Buenos Aires, La Plata y Rosario, con influencias que van desde lo más clásico de Floyd y Beatles hasta Stereolab, Sonic Youth y Yo la tengo.


Así, Atrashaytruenos logra matar a la canción y propone un sonido diferente de noise en estado puro. Su bomba de canciones se enreda de una forma difícil y veloz y se convierte en un puñado de melodías de tensa calma en solo un segundo.


Mientras graban su primer LP en los estudios Moloko Velocet de Buenos Aires, la banda sigue viajando por ese sin fin de sensaciones que salen desde las pulsaciones noise e invitan a degustarlos con su EP,
Tres tristes temas, que incluye los instrumentales “Citrueno”, “Mi amigo Bela” y “Y yo que me había perfumado”. También se los puede encontrar en el myspace donde, entre otros, están sus clásicos “Árida Astucia” y “Budín”.

Esta banda megaguitarrera, podrida e instrumental logra atrapar al oyente (y al que tiene la suerte de verlos en vivo) con un ruido atrapante que no pareciera salir de sus tímidos cuerpos ejecutantes sino de la vivacidad de los instrumentos que llevan la cadencia, arman la estructura, poseen a los muchachos e hipnotizan al público. Los “truenos” son una especie de Go-Nekos, uno de los tantos indie porteños, pero más podridos y sin cortes aparentes.


Atrashaytruenos es también, una tormenta de sonidos ajenos a nuestros oídos, donde lo que prima es la experimentación y el ruido. Escucharlos lanza un pronóstico asegurado de tormentas, vientos huracanados del oeste con presencia de cenizas volcánicas y turbulencias sonoras con destino a una isla desierta sobre el Río Limay. No digan que no les avisamos.

"Rio Madre" (María Suárez Grupo, 2010)

Simpleza es la mejor palabra para definir este disco de María Suárez, dosis justa de música popular y canciones bellas, más que femeninas. La voz de Suárez encaja perfecto en la búsqueda, poética y callejera al mismo tiempo.

Guillermina Watkins

Neuquén, junio 13 (Agencia NAN-2011).-
La música no te puede pasar por alto, está ahí, esperándote, para llevarte, traerte y volver a dejarte en el mismo lugar, pero ya no de la misma forma. Por eso a veces cuesta comprender cómo a alguien le puede gustar sólo un grupo musical o, simplemente, se confiesa escuchadores pasivos de alguna FM de moda. Seamos realistas: una persona no es la misma después de sumergirse en la cadencia de algún disco musical.

Por eso hay tanta música como escuchantes en el mundo. Está el disquito para hacer la previa con algún chico/chica, está el disquito que nos lleva a algún tiempo pasado (que no siempre fue mejor), está el que nos trae buenos o malos recuerdos, el que nos remonta a un lugar, un olor, un recuerdo y están los que conjugan un poco de todo y hacen bello un momento al eternizarlo. Así, escuchar el disco de María Suárez Grupo es como ver una mañana, con una mujer caminando descalza por una casa con pisos de madera y con vista al lago, donde unas tostadas se hacen de a poco y el sol, atrevido, intenta colarse por una ventana y se refleja en una jarra con el agua más pura.

El disco dura lo que un buen desayuno otoñal: apenas un poco más de 40 minutos. Y al llegar al segundo tema surge una pregunta, ¿por qué amamos a la Epumer, a Pj Harvey o a la Negra Sosa? Es por lo mismo que podríamos (y quizás a partir de ahora) empezar a querer a esta cantante platense pero neuquina por adopción: porque puede hacer de un día de sol algo tan perfecto con su regalo: una dosis justa de música popular y canciones bellas, más que femeninas.

Río Madre fue grabado entre La Plata y Neuquén durante 2006 y 2008, y está inspirado en la maternidad y en el mundo de esta compositora que, además, convoca con su bella pluma. María Suárez logra un disco acústico, casi folclórico y fundamental, despojado de academicismos y con pinceladas de acordeones, tambores uruguayos, y los clásicos bajo, batería y guitarra criolla.

Doce temas que inician un viaje hacia el centro mismo de la feminidad: la sensibilidad ante la naturaleza, la maternidad, los miedos, el amor, la simpleza. Eso, simpleza, es la palabra que podría definir a este disco que Suárez compuso sin saber que estaba embarazada y lo denominó Río Madre. Simpleza es lo que caracteriza el recorrido de temas de esta mujer, que cautiva con su voz grave y aguda, suave pero rapaz, poética pero callejera.

miércoles, 13 de julio de 2011

Fin de una historia

 
San Lorenzo City, primer grupo exponente del hip hop en la ciudad, dice adiós después de cinco años para comenzar una nueva etapa. La gran despedida será el viernes a la medianoche en el Teatro del Viento.
 
Neuquén >
Luego de cinco años de transitar juntos, los fundadores de San Lorenzo City, el grupo de hip hop que salió del Oeste como una trompada musical, se separa. Sin embargo, este acto que siempre tiene connotaciones negativas, para ellos es el comienzo de dos historias que –según aseguran- siempre estarán entrelazadas. Por eso, el viernes a partir de la medianoche, Alex Heduvan y El “Negro” Miguel Evora darán como cerrada una etapa. En lo que significará su último concierto estarán acompañados de otros raperos que estuvieron con ellos desde aquel comienzo en un viejo cyber del Barrio San Lorenzo. Ellos son MC (por Maestro de Ceremonia) Hopers, Ki Javier (de La Rúa Familia), Ras Lucas (de La Estafa Dub), Gisevé (de Sinsemina), Pichuki, Isaiam y Parka.
“Nos largamos como solistas –acota Heduvan- pero al contrario de lo que muchos piensan, esta separación no tiene que ver con una pelea, sino con que vimos necesario que cada uno comenzara su rumbo personal. Yo ya estoy terminando de grabar mi disco solista y el Negro está por empezar a hacerlo. Además, todos los raperos en la vida pasaron por lo mismo: nacieron de grupos y después se hicieron solistas”.

El final del principio
Si ahora termina, ¿cómo empezó todo? Como empiezan las grandes cosas, sin pensarlas. Así, un grupo de chicos comenzó a reunirse en uno de los lugares en auge durante los últimos años de la década de los noventa: los cybers. Internet no había llegado a todos los hogares y estos espacios cobraban la hora a precios muy accesibles para ese entonces. La cerveza estaba a 3 pesos, la hora de Internet a 1,50.
Y en las afueras de uno de ellos, ubicado sobre la calle Godoy del barrio San Lorenzo, un grupo de chicos se reunía a jugar al “Counter Strike”, juego de tiros que generó muchos debates, por aquellos años.
“Ahí fue cuando nos empezamos a tratar y yo me puse del lado de los hip-hoperos que hacían competencias con los rollingas, que era la tribu urbana más de moda en ese entonces”. De esas reuniones surgió la idea de juntarse a rapear sobre bases de otros y a grabarse en equipos de muy baja calidad. Ahí estaba Hopers, o Carlos Vega, y El “Negro” Miguel, quienes impulsaron a Alex a que escribiese.
Después vinieron los encuentros de hip hoperos en el Oeste y en el centro de la ciudad, los recitales, el buen recibimiento de la gente, varias entrevistas, el empuje, y hoy, a casi una década del comienzo, la separación que según dicen "la esperan con la expectativa de que irá mucha gente a verlos".
“Vamos caminando por la calle y muchos chicos nos reconocen. Es más, una vez una viejita que nos escuchó rapear se acercó emocionada y, tomándome de la remera, me dijo `qué lindo que ustedes se animan a decir lo que no se dice en ningún lado´, y nosotros nos quedamos perplejos y muy contentos”, aseguró Heduvan.
Los San Lorenzo City, hacen referencia con su nombre a esa “otra ciudad”, que existe en el Neuquén del Oeste y se convierten en parte del auge de los últimos tiempos del rap y las rimas de los “chicos bravos” que coparon todo el trópico sur, pero que comenzó en aquellos lejanos '70 en Estados Unidos.
En la ciudad, la sintonía hip-hopera parece expandirse con sus rimas crudas aunque la mitad de la población los desconozca. El movimiento crece, entonces, de la mano de los bailarines de break dance, algunos djs que se especializan en el “scratch”, los Maestros de Ceremonia –o los que rapean- que cada vez son más, y un fuerte auge de graffiteros de todos los estilos que se encargan de darle color a la ciudad, su lienzo preferido.

martes, 12 de julio de 2011

Poesía sin góndolas ni cajas registradoras


La idea de crear un Almacén Literario nació en Neuquén e intentará ser un espacio en el que confluya la historia de vida y las obras de cada escritor de la provincia. La iniciativa surgió de “la necesidad de trazar redes” entre los artistas de cada lugar, contó uno de sus creadores, el poeta Tomás Watkins. En diálogo con Agencia NAN, adelantó detalles de la nueva bitácora.

Por Mía Wallace
(o sea eu)
Fotografía gentileza de María Isabel Sánchez


Neuquén, junio 22 (Agencia NAN - 2011).- “Yo soy un escritor patagónico, pero ante todo soy un escritor gordo”, afirmará Tomás Watkins y esbozará millones de analogías, que sin ser poéticas, las convertirá en poéticas. El también es uno de los creadores de este proyecto audiovisual que fue becado por el Fondo Nacional de las Artes donde pretende reunir en una especie de “almacén” –o biblioteca digital con documentales – la vida y obra de los escritores más representativos de Neuquén.

Watkins trazó el plan junto a su par Cristian Carrasco. La iniciativa se basa en la necesidad de trazar puentes y coordenadas históricas de los poetas de cada ciudad. Además, se configura como una parte más de la relación que el creador tiene con la poesía: de por vida y a turno completo.


La militancia con la palabra del joven escritor neuquino es silenciosa pero contundente: sin ser un juglar mediático, su hoja de vida demuestra un gran recorrido literario. Con 33 años ya publicó su primer libro, 26, con las editoriales independientes Libros Celebraos y El Suri Porfiado, que recibió el primer premio de Poesía en la Universidad Nacional del Comahue. Además, el escritor participó de varias antologías entre las que se destacan Desorbitados. Novísimos poetas del sur de la Argentina, publicada por el Fondo Nacional de las Artes; Si Hamlet duda le daremos muerte, publicada en La Plata por Ediciones de La Talita Dorada y Aires contemporáneos. Asimismo, representó a Neuquén en la Feria del Libro que se realiza todos los años en Buenos Aires e integró Celebriedades, un grupo que fusiona poesía y música y con el que viajó por toda la Patagonia y Chile.


--¿Cómo surgió el proyecto del Almacén Literario?

--Nació a partir de una charla donde veíamos la necesidad de trazar redes entre los escritores de cada una de las provincias. En principio, se busca armar un espacio inédito en Neuquén para dar a conocer a los escritores residentes en la provincia. La idea se completa con la instauración del producto como un espacio de consulta permanente para la comunidad educativa y la sociedad entera en donde puedan encontrar vida y obra de los escritores neuquinos o residentes en la provincia, nacidos acá o porque hace tiempo que se instalaron, por motivos absolutamente diversos. El primer tramo es la filmación de 7 documentales con los primeros siete artistas seleccionados que son Miguel Ángel Sabatini de Cutral Co, Héctor Ordóñez de Andacollo, Mariano Villegas de Villa La Angostura, María Cristina Venturini de San Martín de los Andes, Raúl Mansilla de Neuquén capital, Eduardo Palma Moreno de Neuquén capital y Macky Corbalán también de la capital.

--¿Será un lugar virtual al que se podrá acceder libremente a la lectura de los escritores de la provincia?

--Exactamente. La idea fue plantear una analogía con el término almacén, como alacena o bien como esos viejos locales que se ven por los pueblos del interior. De hecho, su diseño, cuando se haga la presentación virtual, será como un almacén que dispondrá de los autores a simple vista como parte de la interfaz. Los documentales, que estarán a cargo del grupo Frame, durarán aproximadamente una hora y se filmará por un lado la entrevista al autor, y por otro se lo o la filmará leyendo sus textos. De un pelotón de 30 escritores iniciales seleccionamos siete para empezar porque intentamos mediar entre capital e interior. Fue difícil la elección porque, por suerte, tenemos grandes escritores en Neuquén. Algunos con mucha trayectoria y otros con mucha proyección. Corbalán me parece una de las mejores escritoras de la provincia, y Palma Moreno resulta uno de los más singulares dado que, junto con Sergio Sarachu (un escritor que entrará en la próxima tanda), recorrió la Patagonia en un Torino para trazar una red de corresponsalía para la revista Coirón, una de las primeras en la historia literaria de nuestra región.

--¿Hay una identidad en común entre los escritores seleccionados? ¿Cómo juega “lo patagónico” en esta selección?

--Hay muchas tradiciones, incluso hay distintas formas de encarar “lo patagónico”. Se ha intentado construir una tradición que de algún modo cierre filas y transmita ideas sobre la “unívoca” identidad patagónica. Pero los rótulos constriñen y terminan generando lo mismo de lo que intentan despegarse. Personalmente no estoy de acuerdo con esos corsés. Porque incluyas referencias de color local o porque tu obra opere sobre realidades de la región, no vas a tener más consideración que otros escritores. Debería ser que lo bueno se note, simplemente, sin que importe de qué se hable ni en dónde fue escrito. Hay muchos malos escritores prestigiosos en el medio precisamente por este corrimiento, por esta necia y establecida forma de interpretar la literatura regional. Si una obra es buena, ¿qué importa dónde fue elaborada o sobre cuáles tópicos trabaja? Finalmente, creo que en este sentido nos falta madurar culturalmente para poder despegarnos de las imposiciones regionalistas. A lo mejor también hay un contraste grande entre las generaciones de poetas porque nosotros vivimos en una Patagonia urbana cuando en realidad la Patagonia “for export” es más que nada una Patagonia árida, estéril con llanuras largas, un terreno hostil que impide la comunicación entre una persona y otra, entre los artistas. Así es como se la intenta vender, o bien como un sitio paradisíaco y caro con dinosaurios, petróleo, rally y vinos exóticos. Yo soy escritor patagónico porque escribo desde La Patagonia no sobre la Patagonia (aunque lo haga). Yo soy un escritor patagónico, pero ante todo soy un escritor gordo. Esto es lo que en realidad me da el perfil (más risas).

--¿Existe una disputa entre escritores del interior y de los Buenos Aires?

--Yo no tengo ningún problema directo en la actualidad con los porteños, digamos. A los 22 empecé a viajar y pude ver que entre algunos escritores patagónicos más grandes sí existía el recelo contra la capital del país y sobre todo contra el corredor “Buenos Aires – Rosario – Córdoba” como emblema de la centralización y el recorte. Pude ver, también, casos de alzas de banderas antiporteñas pero encarados de forma enclenque: o bien para disputar migajas o bien enarboladas por escritores mediocres. Si bien lo que no pasa por Buenos Aires es difícil que se masifique, si falta calidad en una obra no siempre será tenida en cuenta. No importa el origen de la obra mediocre, valga decir. Pero esto nos lleva a una discusión sin fin que es ¿qué es bueno y qué malo? Porque entra la cuestión del gusto, que es personal y arbitrario. Yo publiqué en Buenos Aires, en la editorial El Suri Porfiado. Paradigma de lo ridículo de las fronteras: la editorial es porteña, la lleva adelante el salteño Aldazábal y su catálogo es nítido ejemplo de la descentralización y el federalismo. Bueno, me queda por decir que hay “escuelas” literarias porteñas cuyos estilos escriturarios no me gustan en absoluto.

--Por último, ¿qué es la poesía para vos y cuáles son tus escritores fundamentales?

--Para mí la poesía es algo que está más allá del poema. Pero más acá, teniendo en cuenta la dimensión textual, recuerdo que siempre discutíamos con Carlos Blasco (poeta de Cutral Có con el que compartimos Celebriedades) porque él decía que no puede haber un buen poeta que no escriba buena poesía y yo le decía que puede haber poesía en otros lados, o bien sujetos que pueden leerse en clave poética y que no sean poetas; se pueden encontrar poemas (más precisamente, sintagmas poéticos) en lugares atípicos, o encontrar frases con algunas figuras en prospectos médicos, por ejemplo. La poesía no es voluntaria. Para mí, es algo tan cotidiano que no podría describirlo tanto. Escribir para mí es adictivo aún cuando estás en un mal terreno: cuando la autocomprensión duele mientras y después. Es una especie de carga, una enfermedad, un problema irresuelto, un problema cotidiano: no puedo dejar de escribir.


*Tomás Watkins participará del IV Encuentro Nacional Itinerante de Escritores que se realizará en Neuquén y Cipolletti entre los días 7 y el 9 de octubre.
Para leerlo:
www.proyectobibliotecapatagonica.blogspot.com/2009/02/watkins-tomas.html